himalaya | Actividad
1ª a la suroeste del Kamet para un cuarteto del GMHM
Didier Jourdain, Sébastien Bohin, Sébastien Ratel y Sébastien Moatti abren «Spicy game» (2.000 m, 5+, 90º, ED+) en el sietemil del Himalaya indio. Una sobresaliente apertura realizada entre el 22 y el 27 de setiembre, con cinco duros e incómodos vivacs en pared.
Andoni ARABAOLAZA
Tres años después de la expedición al Muku East, la expedición bajo la denominación «7 Alpinisme, 7 continent» del GMHM francés decidió apostar por un pico del Himalaya indio: Kamet (7.756 m, Garwhal). Y, la verdad sea dicha, el resultado no ha podido ser mejor, ya que cuatro de los siete componentes del equipo realizaron durante el pasado mes de setiembre una espectacular apertura en la virgen cara suroeste del sietemil. Sus protagonistas: Didier Jourdain, Sébastien Bohin, Sébastien Ratel y Sébastien Moatti.
Entre el 22 y 27 de setiembre abrían «Spicy game», una línea de 2.000 metros con dificultades técnicas muy importantes: 5+, 90º, ED+. Una primera y nueva ruta en el tercer pico más alto del Himalaya indio; solo superado por la vertiente india del Kangchenjunga y el Nanda Devi, con sus 7.816 metros, prohibido por razones espirituales y políticas.
Un reto para los miembros de la GMHM, que nació hace tres años tras descubrir la cara oeste del Kamet. Una inmensa muralla de granito y hielo, donde una fina línea se divisaba como posible escalada. Nada de seracs, con pocos peligros objetivos, 2.000 metros casi verticales, una cara virgen... En definitiva, los ingredientes para que cualquier preciado himalayista quiera realizar una primera.
Así, con ese guión perfecto, cuatro miembros del grupo militar de alta montaña francés se meten de lleno en la preparación para dicho reto ambicioso. Un año de concentración para analizar el material que deberán llevar, la ubicación de los vivacs, el descenso... Un año de entrenamiento físico y sicológico en los Alpes. Un año de dudas y de esperanzas antes de ponerse delante de la cara mítica el 14 de setiembre.
Junto a los protagonistas de estas líneas también viajaron otros tres compañeros -Lionel Albrieux, Arbaud Bayol y Antoine Bletton-, que iban con un objetivo distinto: repetir en estilo alpino la arista oeste del Kamet, abierta en 1985 por el GMHM.
El 16 de setiembre comienzan los preparativos de la fase de aclimatación. Los tres Sebastianes y Jourdain se preparan en las pendientes regulares y fáciles del Mana Peak (7.092 m). Los otros tres se dirigen al «couloir de los Indios» que termina en la arista oeste a 6.600 metros.
La caprichosa meteorología compromete en cierto modo la aclimatación, y los dos equipos vuelven al campo base con solo dos noches en altura. Tras unos días de reposo, los dos equipos se separan el día 21. Cada grupo se muestra concentrado en su respectivo objetivo. Tras una noche a 6.600 metros, la cordada de la «arista» pierde contacto con sus compañeros de la cordada de la «pared».
Según informa Albrieux, este contratiempo les lleva a renunciar a escalar la arista: «Nos obsesionó esta circunstancia y decidimos bajar al campo base para intentar contactar con nuestros compañeros y poder divisarlos. Es la primera vez que hemos sentido tanta inquietud por unos compañeros de escalada -reconoce-. Fueron cinco jornadas sin saber nada de ellos, hasta que les divisamos en la arista somital. Una vez de regreso al campo base, nuestros compañeros nos dijeron que al poco de iniciar la escalada se les cayó el teléfono y lo perdieron. A pesar del contratiempo, decidieron seguir con la ascensión».
Impresionante pared
Los tres Sebastianes y Jourdain, tras subir los primeros 300 metros de nieve, se enfrentan a las primeras duras dificultades de la gran pared. Un muro de hielo de dos largos les pone a tono: «Fueron dos tiradas, incluso a más de 90º, lo que nos llevó a izar la mochila del cabeza de cordada. El primer vivac es muy malo, tuvimos que tallar en el hielo. Pero, menos mal, a partir de ahí la escalada en nieve y goulottes cogió un ritmo más adecuado. Seguimos nuestro camino justo hasta la arista sur, a 7.500 metros de altura. Es nuestro cuarto vivac, y el cansancio iba acumulándose. Solo nos quedaban 250 metros a cima. Finalmente hacemos cumbre el 27 de setiembre. La vista es hermosa a pesar de que nuestros cerebros están empañados. Empezamos el descenso, y hacia las tres y media de la tarde llegamos a nuestro último vivac».
Estaban demasiado cansados como para proseguir el descenso. Noche a 7.500 metros, y con los primeros rayos de luz empiezan a bajar. Los movimientos son lentos y torpes. La tensión es palpable: «Cada uno de nosotros íbamos a lo nuestro. Muy atentos y recordándonos que hasta abajo teníamos que mantenernos en alerta, ya que todavía varios seracs nos indicaban que el descenso no había acabado. La pendiente se suaviza y, con la pérdida de altitud, el oxígeno nos da alas. Y por si fuera poco, nuestros compañeros vinieron a nuestro encuentro. Oxígeno, agua, comida. Ya estábamos de vuelta».
Una ascensión de alto nivel para el cuarteto francés, de 6 días de actividad y 5 vivacs en pared (dos de ellos a 7.500 metros). Una apertura muy dura que dejó a los cuatro alpinistas completamente vacíos: «Llegamos al campo base destrozados, pero aliviados, porque nuestro médico nos iba a cuidar. Labios, mejillas y nariz quemadas, pero con una intensa sonrisa en nuestros machacados rostros. Y es que acabábamos de abrir en puro estilo alpino una excelente vía en la cara suroeste del Kamet. Una gran lucha que nos llevó hasta nuestros propios límites. La verdad es que nunca habíamos estado tan al límite en una actividad alpina. El aspecto mental es tan importante que creemos que nos ha superado».
Ya en manos del médico de la expedición, el cuarteto deja el campo base para que sus organismos empiecen a serenarse. Y es que, como adelantaban los propios protagonistas, la escalada les dejó más que vacíos. Es por ello que apenas tienen palabras para definir la actividad que realizaron en esa impresionante pared.
«Nos resulta verdaderamente complicado buscar palabras para traducir el esfuerzo que nos llevó la ascensión. ¿Magnífica hazaña, comprometida y limpia? ¿Extraordinaria ascensión, difícil y sin red? ¿Un sueño cumplido por cuatro alpinistas?». Son sus compañeros los que responden: ¡Bravo!
Cuatro alpinistas del GMHM se llevan la primera ascensión de la cara suroeste del Kamet (7.756 m, Himalaya indio).
La nueva ruta de 2.000 metros, «Spicy game», cuenta con dificultades de 5+, 90º y ED+. Los alpinistas hicieron cinco vivacs.
Jourdain, Bohin, Ratle y Moatti han afirmado que esta actividad les llevó hasta sus límites físicos y sicológicos.