La aviación siria llevó a cabo ayer los bombardeos más violentos, según la oposición, desde que en verano tomara posesión como mediador de Nacio- nes Unidas y la Liga Árabe Lakhdar Brahimi, tras el fracaso de su propuesta de tregua con motivo de la celebración del Eid al-Adha (Fiesta del Sacrificio), mientras que la capital, Damasco, volvía a verse sacudida por la explosión de dos coches bomba, que dejaron al menos once muertos. En total, grupos de la oposición cifraron en al menos 104 los fallecidos ayer.

Desde el viernes, cuando el Ejército y los rebeldes armados se comprometieron a dejar de combatir durante los cuatro días en que se celebra la festividad musulmana del Sacrificio, más de 400 personas han muerto. Al menos once de ellas a consecuencia de la explosión ayer de un vehículo cargado de explosivos junto a una panadería en el barrio de Yarmana, a las afueras de Damasco y de mayoría drusa, según medios oficiales sirios, que informaron de la explosión de un segundo coche bomba, que causó «víctimas», en Hajar al-Aswad, otro distrito al sur de la capital, escenario de combates entre fuerzas leales al régimen de Bashar al-Assad y rebeldes armados. Grupos opositores explicaron que al menos ocho personas murieron en Hajar al-Aswad por el impacto de un proyectil lanzado por la aviación siria contra un autobús.

Damasco instó al Consejo de Seguridad de la ONU a condenar esos atentados «terroristas».

Mientras, los bombardeos aéreos de las fuerzas del régimen continuaron en zonas cercanas a Damasco, donde se están produciendo duros enfrentamientos, y en varias localidades de Deir al-Zur e Idleb.