Arturo, F.RODRIGUEZ Artista
Anteúltima
La creación, sometida a esta exigencia de las políticas culturales, apura su suerte en este territorio regulado y nada más asomarse a la posibilidad del futuro se estrella con el presente.
La palabra anteúltimo no está en el diccionario. Penúltimo, sí. Es lo inmediatamente anterior a lo último o postrero. Antepenúltimo es lo anterior al penúltimo, pero este tiempo quedó muy atrás; el arte y la cultura trabajan con la urgencia de lo inmediatamente anterior al final de los plazos, en el límite de lo viable, desde una forzada neutralidad y bajo la coacción de la eficacia.
La creación, sometida a esta exigencia de las políticas culturales, apura su suerte en este territorio regulado y nada más asomarse a la posibilidad del futuro se estrella con el presente, que es la norma más rígida que pueda existir. F. Jameson llama a esta situación «el fin de la temporalidad», la reducción al cuerpo y al presente. El presente entendido como una intensidad sostenida, capaz de hacer olvidar el antes y hacer desaparecer el después. Para ello, Jameson, recuerda las palabras del cineasta Ken Russell quien predijo que las películas no durarían más de quince minutos, refiriéndose a la desaparición de la trama: «Las películas de acción contemporáneas realmente carecen de trama, esta es un pretexto para las explosiones, que rellenan el visionado».
La desaparición de lo pretérito significa la pérdida de nuestro pasado histórico, de su sentido en nosotros. El olvido de lo antepenúltimo es algo que se ha promocionado mediante una cultura anodina. La omisión de lo penúltimo es el nuevo estadio de nuestra sociedad. Por eso esta columna es la anteúltima, porque ha dejado de existir: no tiene conexión con las anteriores ni encontrará continuidad en la próxima, que será la última.