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Raimundo Fitero

Sandy

 

En las pantallas que ahora me rodean, la tormenta Sandy se ha convertido en un género televisivo. Los días previos, las horas antes, en el propio momento de máxima virulencia, las cámaras, los reporteros diseminados por lugares estratégicos, iban ofreciendo imágenes y entrevistas que de una en una conformaban una mirada general selectiva a un fenómeno meteorológico que se ha convertido en un argumento electoral. La campaña para ocupar el famoso despacho oval se ha visto atravesada por esa tormenta que ha causado destrozos, muertes, y que nos ha descubierto, una vez más, que ante la naturaleza alterada, enfadada, soliviantada, no valen los avances tecnológicos punteros, ni los diseños de la ingeniería más desarrollada. El ser humano ante los dioses naturales es un insignificante elemento distorsionador.

Las televisiones norteamericanas han hecho de Sandy su motor programático. Los candidatos lo han utilizado para captar votos, para mostrar su actitud ante estos hechos que sobrepasan cualquier precaución. Y así se ha podido ver a Obama, en una sede de la Cruz Roja, explicando algunas de las medidas que se estaban tomando, porque en ciertos momentos hubo varios millones de ciudadanos sin electricidad, y eso, en un país consumista es casi como un acto de terror. No utilizó la casa Blanca, sino un organización privada para decir que entre otras cosas iba a implementar la presencia de sus fuerzas armadas para colaborar en la búsqueda de la normalidad. Lo de siempre. Pero en medio de ese caos, de esas imágenes terribles producto de las consecuencias de las planificaciones desarrollistas sin freno, en un programa de la CNN en español dedicado al mundo del espectáculo, informan que la cadena CBS había cambiado su programación, y en vez de ofrecer los nuevos capítulos de sus series más exitosas, había emitido capítulos anteriores ya que consideraba que la cantidad de hogares sin electricidad, y la propia tormenta, podía afectar de manera negativa a las audiencias de sus series. ¿Hay que comentar algo más? Esta decisión tan ausente de empatía social, tan pragmática y tajante defendiendo sus audiencias nos sumergió en la puta realidad.