Homenaje a los difuntos entre nuevos cambios en las costumbres
Los cementerios de Euskal Herria volverán a llenarse hoy de familias que recordarán a los difuntos con las tradicionales ofrendas florales. No obstante, la manera de recordar a los seres queridos fallecidos está variando, según confirman en el sector de las funerarias.
GARA
Como cada 1 de noviembre, Euskal Herria celebra hoy el Día de Todos los Santos -como se conoce en el calendario católico- y una vez más volveremos a ver la tradicional estampa de los cementerios transitados por las familias para recordar y honrar a sus fallecidos. «Centros y ramos de flores es lo más solicitado en un día como hoy», constata Eduardo Chasco, director de la Funeraria Vitoria-Gasteiz, en declaraciones a GARA.
Así pues, esos lugares tan poco frecuentados y silenciosos el resto del año, se convertirán en transitadas zonas engalanadas con todo tipo de adornos florales, siendo esta la forma más extendida de guardar memoria a nuestros antepasados. Pero las costumbres a la hora de honrar a los difuntos, por arraigadas que estén, también están cambiando poco a poco en los últimos años, según explica el director de la citada funeraria. «Hoy en día, la incineración se está imponiendo frente al entierro tradicional; la gente cada vez es más agnóstica, no hay tanta fe y religión, y van a lo práctico; las cenizas son más manejables y se tiene la opción de depositarlas en los lugares preferidos del difunto. No obstante, las personas mayores tienen más arraigado el entierro tradicional como homenaje». Además, tal como comenta Chasco también se van haciendo cada vez más habituales los homenajes particulares, acordes con las aficiones del fallecido.
Tampoco estas costumbres escapan a la actual crisis económica, ya que, aunque las ventas de flores siguen disparándose el Día de Todos los Santos, cada vez es más habitual encontrar sepulturas deterioradas por abandono. «Cuando la gente acude a la funeraria, nos piden que bajemos los precios, miran con lupa lo que ofertamos, y lo que antes podía parecer una excentricidad ahora es relativamente normal», indica antes de añadir que «el servicio fúnebre estándar cuesta en torno a 3.000 euros».
Por otro lado, el concepto de muerte en las sociedades occidentales ha tenido tradicionalmente una connotación oscura; sin embargo, los cambios sociales han hecho que la conciencia ecológica llegue también a la industria funeraria, donde «pasar al otro lado» adquiere cada vez un color más verde, como informa Alba García, de la agencia Efe. Urnas de sal marina, de tierra, o féretros elaborados con almendras, cartón y resinas naturales, son algunas de las alternativas de entierro o incineración ecológica que se vienen adoptando desde hace cinco años, tiempo en el que la conciencia ambiental se ha introducido en el sector funerario.
Los ecofunerales
De esta conciencia nace el concepto de «ecofuneral» -explica la citada periodista-, etiqueta que se acuñó el año pasado para referirse a los entierros que pretenden reducir el impacto ambiental. Porque «morirse contamina», según Eduard Vidal, director general del grupo funerario Mémora, y lo hace desde el propio cadáver, que desprende lixiviados o líquidos, hasta los métodos funerarios que se emplean, como la cremación, que lanza gases dañinos para la atmósfera.
Chasco confirma que «los féretros ecológicos son muy demandados; están fabricados con madera reciclada, no llevan ningún tipo de herraje metálico y el barniz que cubre la madera es en base agua y no en base disolvente, que es lo que contamina al arder». «Empezamos encargando seis féretros ecológicos cada trimestre y actualmente solicitamos alrededor de sesenta», precisa.
Otras novedades van encaminadas a dar a los cementerios un aspecto alegre, colorido y con jardines, frente al tono oscuro y tétrico que suele caracterizar a estos lugares. Es el caso del cementerio Sur de Madrid, donde se está llevando a cabo la construcción de un espacio verde para crear un moderno «jardín del recuerdo». «En Gasteiz es complicado que se implanten estos espacios debido a las zonas difíciles en las que están situados los panteones», comenta Chasco. Aun así, recuerda que «en el cementerio gasteiztarra de Santa Isabel se realizan visitas guiadas, porque es un lugar donde yacen personalidades de diferentes ámbitos con sepulturas de gran valor artístico».
La oferta verde también llega a la movilidad, y muchas empresas ya usan coches fúnebres eléctricos. Así pues, si los cambios sociales han influido en el modo de afrontar la vida, también lo hacen al encarar la muerte.
A pesar de que la Ley de Símbolos navarra prohíbe expresamente este tipo de ostentación, el cementerio de Berichitos sigue manteniendo tumbas con simbología franquista en la zona reservada a quienes murieron combatiendo con los alzados entre 1936 y 1939. Paradójicamente, en algunas cruces sí que se ha retirado esta simbología, como son el yugo y las flechas de la Falange.
Por su parte, vecinos que frecuentan el camposanto informaron a GARA de que el Ayuntamiento de Iruñea no cobra tasa alguna por estas tumbas, mientras que al resto de la ciudadanía se le exige el pago de un canon para que los restos de sus allegados no sean enviados al osario de la fosa común.
Asimismo, mostraron su malestar por el hecho de que, en vísperas de la festividad de Todos los Santos, han sido trabajadores municipales quienes han limpiado la zona franquista del cementerio. Martxelo DÍAZ