El bombo, siempre caprichoso, emparejó a dos equipos vascos en los 1/16 de final de la Copa. Será el debut del Athletic en la competición y la cuarta eliminatoria para el Eibar, uno de los siete representantes de la categoría de bronce que ha sobrevivido a la maratón previa. Primera frente a Segunda B, 66 millones de presupuesto frente a apenas uno... Todas las comparaciones habituales en estos casos son también válidas para el duelo que acogerá el maltrecho Ipurua este mediodía.

Las armas de los dos contendientes también serán las clásicas. A los rojiblancos les toca hacer valer calidad y experiencia, a los armeros ilusión y esfuerzo.

También la motivación, aunque es probable que por ese lado la cosa esté bastante pareja. Para el Eibar, por lo que supone enfrentarse a un equipo de Primera ocho años después de su cruce con el Real Madrid. A nivel social -el Athletic entraba en la terna de favoritos de la afición tras el acceso a dieciseisavos-, a nivel institucional -menos de lo deseable, en buena medida por el horario del encuentro, pero las arcas del club recibirán un buen regalo- y, por supuesto, a nivel deportivo, con un grupo de jugadores, en su mayoría jóvenes y sin demasiada experiencia en estas lides, deseoso de reivindicarse en su compromiso más mediático. Va sobrado de cámaras y flashes el Athletic. Incluso de dinero, gracias a los millones que llegaron desde Munich. Pero en otros aspectos está bastante más necesitado que su rival -lleno de moral gracias a una trayectoria que le lleva directo a su cuarto play-off consecutivo-. Tanto a nivel extradeportivo como sobre el césped, la temporada hasta el momento está resultando descorazonadora. Y lejos de mejorar, las tres derrotas consecutivas que encajó el Athletic la semana pasada, volvieron a ensombrecer el panorama.

Los rojiblancos necesitan redimirse. Ante su afición y ante sí mismos. Y qué mejor que hacerlo en su competición preferida. Un torneo en el que les ha correspondido el ala dura del cuadro, pero que bien podría convertirse en su tabla de salvación, teniendo en cuenta que tienen medio pie fuera de la Europa League y que en Liga las cosas tampoco marchan demasiado bien, con el equipo asomado a puestos de descenso.

El Athletic necesita alegrías. Y con cierta urgencia. Así que no parece que vaya a cometer el error, que tan caro se paga en esta competición incluso con las eliminatorias a doble partido, de saltar al terreno de juego a pasar la mañana.

Llorente, titular

A nivel de nombres poco se guarda, desde luego, Marcelo Bielsa, aunque el equipo que juegue de inicio no se parecerá demasiado al del pasado domingo. Con Carlos Gurpegi definitivamente fuera de combate, tampoco estarán en el once, aunque sí en el banquillo, Iraizoz, De Marcos, Muniain y Aduriz. Cambios que ofrecen un gran titular -en toda la extensión del término-: Fernando Llorente jugará de salida por primera vez desde que se hiciera público su deseo de no renovar con el Athletic. Y, además, actuará junto a Gaizka Toquero, con el que no ha coincidido demasiado sobre el césped desde la llegada de Bielsa, pese al buen entendimiento que habían mostrado antes. Al gasteiztarra, exufutbolista del Eibar, le tocará ejercer de De Marcos, por delante de un Ander Herrera, sancionado en Liga pero no en Copa.

La otra gran novedad residirá en la portería, con la presencia de Raúl Fernández, que hasta ahora solo había actuado en encuentros amistosos o por la ausencia forzosa de Iraizoz.

Enfrente estará un Eibar en el que también se prevén cambios, más aún teniendo en cuenta que en apenas 48 horas los armeros vuelven a disputar un encuentro de Liga. Las principales novedades llegarán de mediocampo hacia adelante, ya que las lesiones de Txema Añibarro y Yuri Berchiche -también está de baja el guardameta Jon Altamira, con lo que el juvenil Andoni Errasti volverá a sentarse en el banquillo- tampoco permiten demasiadas alternativas en defensa.

El mal estado del césped de Ipurua se había convertido en una de las preocupaciones del Athletic y del propio Eibar que, además, encadenará tres encuentros como local en el plazo de ocho días. El club ha decidido sustituir las zonas más dañadas del campo y el equipo azulgrana no ha pisado el campo desde el partido del sábado, con lo que hay confianza en que Ipurua pueda aguantar hoy en condiciones.