El presidente español, Mariano Rajoy, sigue mareando la perdiz sobre el rescate. Ayer, en una mañana, Moncloa lanzó un mensaje y su rápida matización: no habrá inyección monetaria procedente de Europa al menos hasta 2013. Sin embargo, no se descarta solicitar el mecanismo de compra de bonos en el mercado secundario que planteó el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, «si beneficia a los ciudadanos».

Una maniobra que, tal y como advirtió el propio Draghi en setiembre, implicaría un rescate en toda regla. Teniendo en cuenta que apenas faltan dos meses para que concluya el año, la nochevieja se convierte en una nueva fecha de referencia, como ya lo fueron el mes de setiembre o las elecciones en la CAV y Galicia. Todo ello, a la espera de la próxima cumbre europea de diciembre, una nueva cita «decisiva» en la que, según sostiene Rajoy, no se hablará de rescate.

«Que Mario Draghi haya dicho que existe este instrumento es muy positivo. Antes no lo había, ahora lo hay. Nadie me habrá dicho que yo renuncie a usarlo. El instrumento está ahí. No renuncio a utilizarlo si fuera necesario por los intereses generales de los españoles», aseguró ayer el presidente español durante su intervención en el Congreso para explicar su paso por el Consejo Europeo celebrado entre los días 18 y 19 de este mes.

Previamente, en los pasillos de la Cámara Baja, fuentes de Moncloa habían insistido en que no tienen previsto solicitar el rescate en los dos meses que faltan para concluir el año. Según estas fuentes, la Administración ha logrado hacer frente a los pagos pendientes y la prima de riesgo, pese a estar por encima de los 400 puntos, se encuentra en márgenes muy por debajo de los 600 que superó en verano. Un hecho que se interpreta como la respuesta de los mercados ante la inminencia del rescate. Pese a ello, este no se producirá, según Moncloa, a no ser que ocurriese un «cataclismo».

Guindos prevé menos recesión

Pese a los dramáticos datos de paro que registra el Estado español, la actitud del Ejecutivo ayer exhibió una moderada satisfacción y defendió incluso los presupuestos. El ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró que los datos del PIB para 2012 caerán menos del 1,5% esperado, lo que sigue dejando a Madrid sumida en la recesión. Sobre el paro, Rajoy apenas acertó a reconocer que los datos son «malos» y a certificar que su gabinete ya predijo esta circunstancia.

Sobre el encuentro de Bruselas, Rajoy insistió en que se han dado pasos en la unión fiscal y bancaria, pese a que, según reconoció, el proceso no va a la velocidad que a su Gobierno le interesaría. Todo ello, sin mencionar las reticencias surgidas entre determinados estados como Alemania o Finlandia a propuestas como la recapitalización directa de los bancos.

En realidad, Rajoy no aportó nada nuevo. No se salió de su discurso de «reformas estructurales y control del déficit» y tampoco aportó ninguna decisión europea que alivie su situación. Por ello, únicamente UPN se alió con su socio habitual, frente al rechazo generalizado.