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José Domínguez «El Cabrero», una garganta arrancada a la tierra que es de todos

El Cabrero es uno de los cantantes más viscerales y auténticos que ha dado el cante jondo. En la actualidad se encuenta de gira presentando «Pastor de nubes», album entre la poesía y la dignidad social.
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Pablo CABEZA | BILBO

Porque callar es morir, El Cabrero canta lo que siente desde hace cuarenta años. Como artista cuenta con el reconocimiento internacional, pero José Dominguez continúa cuidando su rebaño de cabras por las tierras andaluzas. No sabe de lindes de terratenientes y aunque no haya escuchado a Woody Guthry cantar «Esta tierra es mi tierra», El Cabrero entiende que la tierra es de quien la trabaja, por eso hace tan buenas migas con Sánchez Gordillo y su justicia social.

José Domínguez Muñoz nace el 19 de octubre 1944 en Aznalcóllar (Sevilla). Su madre, Carmen Muñoz Frías es oriunda de El Casar de Escalona, provincia de Toledo, su padre José Domínguez Márquez, de Alájar (Huelva), es hijo y nieto de humildes cabreros a sueldo. Con a penas seis años, José, que es el mayor de tres hermanos, tiene que abandonar la escuela de párvulos para ayudar a su padre en el cuidado del ganado. Infancia dura dedicada al cuidado del ganado, pero donde la música siempre está presente. De su madre, que canta bastante bien y es aficionada al cante de Manolo Caracol, aprende sus primeros sones flamencos.

Cuenta El Cabrero que en cierta ocasión fue encarcelado por la guardia civil al ser denunciado por cagarse en Dios, cuenta que varios caciques le han perseguido durante años, y cuenta, o mejor canta, como pocos a la libertad y la solidaridad.

Sus letras mezclan poesía y cellejeo, su garganta funde la pasión y todos los palos más profundos del flamenco. Atractivo, con su sombrero, con sus cabras, con su arte y sus arrugas de la sierra, El Cabrero canta hoy en la sala Jimmy Jazz de Gasteiz a partir de las 21.30.

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