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Pactar con EH Bildu es la opción que más gustaría a los votantes del PNV

Un pacto de gobierno entre PNV y EH Bildu sería el más apoyado por la ciudadanía y también por los votantes jelkides, según la encuesta publicada ayer por el Gobierno de Lakua. Por detrás se sitúan la opción de un acuerdo PNV-PSE o la posibilidad de que los jelkides gobiernen solos, que se perfila como la más probable. Laura Mintegi admite sintonía con Iñigo Urkullu en materia política, pero no social.

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R.S. | DONOSTIA

Aunque no parece la opción más probable tras la primera ronda de contactos, un acuerdo de gobierno entre PNV y EH Bildu sería el mejor visto por la ciudadanía según una encuesta postelectoral elaborada por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno de Lakua. El 26% se decanta por ella frente a un 22% que preferiría un pacto PNV-PSE y a un 23% que aboga por «un gobierno en minoría, sin pactos».

La apuesta mayoritaria por un pacto entre las dos fuerzas abertzales viene siendo constatada ya por varias encuestas (así lo hicieron una del Grupo Vocento en primavera y otra del CIS en setiembre), ocupando así el lugar de la que históricamente era preferida por la mayoría: PNV-PSE. En el caso de la publicada ayer, sobresale además que el electorado jelkide cada vez se decanta más por pactar con EH Bildu. Si en las dos encuestas antes citadas la diferencia sobre una alianza PNV-PSE era escasa, en este caso -tras los resultados del 21-O- resulta ya muy mayoritaria. Así, el 32% de quienes dieron el voto al PNV quieren que pacte con EH Bildu frente al 19% que escogería unirse al PSE y al 29% que opta por que Iñigo Urkullu gobierne solo. En el caso de los votantes de la coalición soberanista de izquierda, la preferencia por un pacto con el PNV es muy rotunda: un 64% la apoyaría.

Por lo demás, esta encuesta que incluye 1.200 entrevistas y se realizó tras los comicios ofrece algunos otros datos que remarcan la solidez del voto a las candidaturas de Urkullu y Mintegi. Por ejemplo, sus electorados son los que se declaran más «convencidos» de ese sufragio. Se decantan por esta respuesta el 66% de los votantes de EH Bildu (frente al 13% que le apoyó «con ciertas dudas» y el 20% que lo hizo por ser «la opción menos mala»), así como el 56% del PNV. Esta cota de adhesión baja al 48% en el caso del PSE y al 43% en el del PP.

También destaca la afinidad entre los votantes del PNV y de EH Bildu en lo que se refiere al «sentimiento abertzale». Cuando se les pide que lo midan en una escala de 0 a 10, el resultado obtenido es muy similar: los jelkides se puntúan con un 6,5 y los votantes de EH Bildu solo una décima más (6,6).

Mintegi lo ve «difícil»

Sin embargo, tras la primera ronda de contactos abierta por Urkullu no parece que la opción de un pacto entre las dos fuerzas mayoritarias sea la más probable, debido a sus divergencias en política social. Así lo admitió ayer Laura Mintegi, candidata de EH Bildu a lehendakari, que por contra está satisfecha de las coincidencias en materia de pacificación y normalización. Por tanto, cobra fuerza la posibilidad de que el PNV arranque con un gobierno en solitario pero puedan alcanzarse acuerdos en terrenos como este.

Mintegi dijo en declaraciones a EFE TV que en materia económica y fiscal «el celofán es bonito, el paquete está bien hecho, pero al empezar a abrirlo nos encontramos con que no todo es tan bonito». Entiende que la propuesta jelkide se basa en el continuismo de lo que ha hecho en Ajuria Enea los últimos 30 años y, por tanto, reproduce un modelo «radicalmente» opuesto al de EH Bildu.

Por contra, en terrenos como la convivencia o la normalización política observa «grandes puntos de acuerdo». Ante planteamientos como una comisión parlamentaria de autogobierno que comenzaría en la primera mitad de 2013 y debería llegar a acuerdos en un año, EH Bildu se muestra receptiva. «Luego seguramente habrá desajustes respecto a hasta dónde queremos llegar y a qué velocidad -considera Mintegi-, pero da posibilidad de trabajar».

Ortuzar emplaza al PP

Desde el PNV también se expone con claridad que el gobierno en solitario es la opción más sólida, al menos de inicio. En una entrevista concedida ayer a Radio Euskadi, el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, hizo hincapié en que su partido se siente «fuerte» para gestionar Lakua solo, aunque tenga que buscar en el Parlamento «mayorías nuevas» cada semana. No obstante, el PNV deja abiertas las puertas: «Si por el camino hay otras opciones, no dudaremos en utilizarlas».

Ortuzar se detuvo en la cuestión de la normalización política para emplazar al PP a «quitarse las orejeras» y escuchar «el clamor» de la ciudadanía vasca que pide «avanzar en el autogobierno». Expuso que el 21-O «marca que una mayoría muy grande ha votado en clave nacionalista, en una campaña en la que nadie podrá decir que el PNV ha ido con ambigüedades y programas ocultos de agendas soberanistas». En este punto, Ortuzar pasó factura a PP y PSE por sus mensajes de campaña: «No había nada más que oír a Basagoiti o a López. Parecía que, si se votaba al PNV, se rompía el país, volvían las maletas, la gente se tendría que marchar... Y aun así, la ciudadanía ha votado como ha votado».

Además, esgrimió que el actual Estatuto ya tiene 30 años y las nuevas generaciones «tienen derecho a votar» sobre el futuro «para otra generación». En consecuencia, abogó por «un marco de autogobierno que nos dé comodidad a los vascos y en el que podamos hacer un proceso de construcción nacional». Recordó que el proyecto anterior de Juan José Ibarretxe llegó al Congreso y allí se le dijo «que no y tan contentos. Pues no, tan contentos, no», replicó Ortuzar.

Celaá pide evitar «guerras fraticidas» en el PSE

La crisis del PSE es otra de las derivadas del resultado electoral del 21 de octubre. La consejera de Educación en funciones, Isabel Celaá, aseguró ayer en ETB que se esforzará en «redinamizar» el partido con propuestas «innovadoras» y flexibilidad, y lejos de «guerras fraticidas». El PSE anuncia un proceso de reflexión que será pilotado por el propio Patxi López, pese a que es quien ha encarnado un fracaso electoral rotundo, con la pérdida de más de 100.000 votos en tres años.

Celaá admitió su preocupación por la situación del socialismo en general y puso en valor que su partido, el PSE, ha decidido «tomar cartas en el asunto» en «su ámbito de responsabilidad». Afirmó que desean «salir de este rasante muy fortalecidos», por lo que se encuentran embarcados ya en «una reflexión muy concreta y decidida» para «buscar nuevas fórmulas que nos permitan estar muy cerca de las necesidades de la gente». «En esto, vamos a hacer un importante esfuerzo», dijo.

Por otra parte, y respecto a posibles diferencias que puedan surgir en el seno de la formación en el desarrollo de su reflexión, advirtió de que «ese no es el camino», sino que debe ser «justo lo contrario a lo que significan guerras fratricidas».

«Estamos hablando de redinamizar el partido, de que no haya posiciones acomodaticias, sino mucha innovación en nuestras propuestas, porque intentamos hacer un partido mucho más flexible, mucho más abierto y mucho más cerca de la gente», expuso.

El PP vasco teme al soberanismo y Moncloa continúa amenazando

El nerviosismo creado en el PP por los resultados del pasado 21 de octubre se reflejó ayer en dos declaraciones. Mientras su presidente en Bizkaia y portavoz parlamentario, Antón Damborenea, se ponía en guardia ante eventuales avances soberanistas, desde Madrid la vicepresidenta del Gobierno del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, reiteró la cantinela de amenaza judicial contra EH Bildu, una fuerza que acaba de obtener casi 280.000 votos en tres herrialdes.

Sáenz de Santamaría se posicionó, en cualquier caso, no por iniciativa propia sino ante preguntas de periodistas de medios de ultraderecha española, que de nuevo ponen a EH Bildu en la diana estos días utilizando declaraciones como las de Laura Mintegi sobre las detenciones de Mâcon. Al respecto, la vicepresidenta afirmó que «el Gobierno reproduce las palabras del ministro del Interior, el Gobierno estará muy vigilante con aquellas actuaciones que puedan suponer atravesar líneas rojas». Tras ser de nuevo interrogada en busca de más concreciones, Sáenz de Santamaría añadió que «lo que está haciendo el Gobierno es analizar los distintos comportamientos por si pudieran haber traspasado líneas rojas. Cuando se considere así, siempre se ha actuado».

Mientras, en Euskal Herria Damborenea instó a PNV y EH Bildu a dedicarse solo a la cuestión de la crisis y aparcar cualquier aspiración soberanista. En referencia a las declaraciones de ayer del jelkide Andoni Ortuzar reclamando al PP que abra los oídos ante la demanda social vasca, el parlamentario derechista dijo que «el PP ya está en el autogobierno, que es el Estatuto de Gernika y el Concierto Económico que derivan de la Constitución. Lo que tienen que hacer es dejar de desvirtuar el idioma, porque al referéndum lo llaman consulta; a la secesión, derecho a decidir; y ahora vemos también que al camino para llegar a todo eso lo llaman `avanzar en el autogobierno'».

Vaticinó además Antón Damborenea que «se equivocarán de plano si creen que la mayoría de los vascos tiene como prioridad romper el marco político. No es ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta preocupación». GARA

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