La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos instó a China a atender las demandas de los tibetanos. Desde marzo de 2011, ha habido al menos 60 casos de inmolación de jóvenes tibetanos.

El número de inmolaciones ha registrado un «marcado aumento» recientemente, con siete casos ocurridos solo en las dos últimas semanas, precisó el portavoz de ese organismo de Naciones Unidas, Rupert Colville.

Advirtió de que entre la población tibetana va en aumento el sentimiento de «frustración», que lleva a algunos de sus miembros a recurrir a acciones desesperadas.

Las inmolaciones «son la ilustración de lo grave de la situación y no vemos ningún avance hacia la resolución de los problemas latentes de los tibetanos, dentro (del Tíbet) y en otras áreas», comentó Colville.

En una declaración, la alta comisionada Navi Pillay dijo sentirse «abrumada por las continuas alegaciones de violencia contra los tibetanos que simplemente quieren disfrutar de sus derechos fundamentales como la libertad de culto, de expresión y de asociación».

«Los informes hablan de detenciones y desapariciones, excesivo uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos, y menoscabo de sus derechos culturales», agregó.

Uno de los casos a los que aludía Pillay es el de una chica de 17 años que fue gravemente maltratada y sentenciada a tres años de prisión por distribuir panfletos en pro de la libertad en Tíbet y del retorno del Dalai Lama.

Pillay puso incluso en duda la credibilidad de algunos juicios y alertó sobre el nivel de acusaciones de malos tratos a detenidos. «He tenido varias conversaciones con las autoridades chinas sobre esos temas. Pero se debe hacer mucho más para proteger los derechos humanos y prevenir las violaciones», resaltó.

Pidió también a las autoridades religiosas que usen su influencia para detener las inmolaciones.