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Txisko Fernández | Periodista

El acuerdo será entre diferentes

Tan evidente como que Iñigo Urkullu será el próximo lehendakari del Ejecutivo de Lakua lo es que el PNV no podrá gobernar sin acuerdos de fondo durante una legislatura que se avecina cargada de retos tanto en cuanto a la solución de la cuestión nacional como a la búsqueda de la salida de la crisis económica.

Partiendo de este escenario ya configurado -la realidad es la que es, no se puede inventar-, los acuerdos que pueden impulsar el avance por ambas rutas tendrán que hacerse entre fuerzas políticas diferentes, porque está claro que cada cual busca horizontes diferentes.

No obstante, hay premisas que serán difíciles de saltarse, a no ser que el todavía candidato jeltzale a lehendakari incumpla sus promesas electorales. Si realmente el PNV quiere avanzar en la construcción nacional de Euskal Herria, está claro que no podrá hacerlo con el respaldo del PSE ni con el del PP. Visto así, la resolución de esta ecuación no puede ser otra que un acuerdo con EH Bildu.

Para ello, tanto el PNV como la coalición que encabeza Laura Mintegi tendrán que limar diferencias o, dicho de otro modo, tendrán que encontrar el mínimo común que satisfaga a ambas partes.

En cuanto a la salida a la crisis, no hacía falta esperar a la primera ronda negociadora para dejar patente que sus propuestas son divergentes, por lo que resultará muy difícil que lleguen a puntos de encuentros.

Pero es aquí donde resultaría más difícil comprender que Urkullu optara por echarse en brazos del PSE o del PP. Admito que eso sería congruente tanto con los «antecedentes históricos» a los que ha hecho referencia Ramón Jáuregui para abogar, no oficialmente, por repetir un gobierno de coalición PNV-PSE, como con la reciente complicidad que muestran los jeltzales con el PP en asuntos tan vitales como la gestión de Kutxabank.

Lo que no veo tan claro es que Urkullu pueda hacer tragar a su militancia y a gran parte de su electorado un acuerdo con quienes, precisamente, se aliaron hace apenas tres años y medio con el único objetivo de echar al PNV de Ajuria Enea.

Y hay que recordar que entonces PSE y PP se aprovecharon de la ilegalización de la izquierda abertzale. Resultaría paradójico que ahora sacaran provecho de los 21 escaños de EH Bildu, de nuevo a cuenta del PNV.

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