NARRATIVA
Entre Mnemosyne y Orfeo
Iñaki URDANIBIA
Sostiene Pereira un sostenido pulso con la realidad, expresándose esta en contacto con el mundo cotidiano y con distintos personajes de las letras con los que dialoga el escritor de tú a tú, sin obviar las influencias, e inspiraciones, que muchos de los auores han supuesto para su actividad creadora. La belleza de la escritura y la sencillez brillante de sus historias convierten la lectura de sus relatos en un gozo que no decae con el paso de las páginas, sino que nos hace proseguir las historias, con sus cambios de rumbo, sin sobresaltos y con una incitación al sosiego del paladeo paciente y dejando, en repetidas ocasiones, los finales abiertos a las distintas opciones lectoras, lo cual es una exigencia, lúdica, que el escritor impone al lector que se siente respirando la libertad de la participación en el acto creativo, lejos de la pasividad complaciente con que algunos textos atrapan al lector.
Cada página que se pasa es una ventana abierta a diferentes situaciones, y a dispares eventos, que nos hacen respirar bocanadas de aire fresco y de ocurrentes apariciones de las ansias de libertad que atraviesan las líneas empapadas de humildad y amor, moviéndose por cercanos paisajes naturales y urbanos con la habilidad propia de quien es capaz de transitar cualquier terreno siempre que este sea propicio para dar cabida a la expresión de sentimientos, sin remilgos a la hora de desvelar su propio yo, pues la escritura de Pereira es una apuesta por la verdad que emana desde la óptica de una primera persona que se abre al mundo y a sus semejantes en un pulso continuado por caminar pegado a la verdad, al deseo de verdad y claridad. Asoma así, sin ambages, la sinceridad de un autor que se desnuda sin pudor ante quienes se acerquen a las páginas de sus libros.
A lo largo de casi novecientas páginas deambulamos por la levedad de las escenas retratadas, sin innecesarios adornos, por este maestro del verbo delicado que contagia en la medida en que se despliega de lo particular a lo universal, en una exploración por las vías del alma y de la tierra, con sus olores, sus sabores, y la vida de los seres que la habitan. Amores, elementos naturales, lugares, fauna y flora, topografías varias se suceden con pausa en una combinación caleidoscópico. Rozando los cuatro elementos y las reminiscencias que tales suponen en los sentidos y recuerdos de los habitantes de este planeta llamado Tierra; por momentos, los resabios empedocleanos y bachelardianos nos acompañan en el continuo sucederse de las raudas, y acariciantes, páginas.
Unas narraciones pasadas por el cedazo de un hombre austero que huía de las bambalinas y del mundillo espectacular de las letras y sus imposiciones; prosa, a veces al límite de lo poético, forjada por la soledad de una lucidez pulida con un certero esmero, con el horizonte de una república de la libertad, de la imaginación creativa y popular.