Jon Garay Vales | Portavoz de Herrira
Hacia Aiete, pasando por Baiona y Bilbo
Es evidente que el proceso de paz y resolución está encallado por el bloqueo irresponsable que ha puesto el PP en el carril de presos y exiliados. No es solo que no se muevan, es que buscan conscientemente dar pasos hacia atrás, y los casos de Iosu Uribetxebarria, Inés del Río o Enara Rodríguez nos dan una pista del escenario que quieren dibujar: presos hospitalizados, cadena perpetua, dispersión salvaje, accidentes, agresiones a familiares...
El Ejecutivo de Rajoy acelera en su política extremista, vulneradora de los derechos humanos e incompatible con la paz, con el único objetivo de mantenernos en una espiral de dolor en la que no se vea la luz. En esta tarea, utiliza las medidas penitenciarias de excepción para taponar el camino hacia la resolución del conflicto, que fue trazado en Aiete entre los agentes vascos y la comunidad internacional.
«Si no nos movemos con los presos, nada de Aiete se mueve», viene a decir el Gobierno, mientras trata de mantener una situación de enfrentamiento que la mayoría social de este país quiere superar. ¿Y cómo podemos responder quienes queremos la paz? De la única manera posible: si no se mueven, los moveremos desde Euskal Herria, con el apoyo de la comunidad internacional.
Ya hemos identificado el bloqueo, y ahora es tiempo de superarlo. Para ello, además de situar la pelota en el tejado del Gobierno, también tenemos que entender que la necesidad de traerles a casa es nuestra, y que solo nuestros pasos y nuestro trabajo la harán posible. Por eso, la pelota también está en casa.
Las instituciones y agentes políticos tendrán que hacer su trabajo, la comunidad internacional debería favorecer los avances y el Gobierno ya verá lo que hace. Cada cual a lo suyo, y lo de la gente de la calle es activar esa mayoría social, alimentando una gran marea azul que acelere esos movimientos.
Lo decimos con toda la gravedad: es la hora del compromiso social. No vale con señalar lo que tienen que hacer los demás. Todas las personas que queremos a las presas y exiliadas en casa tenemos una tarea para conseguirlo. El momento es ahora y la tarea salir a la calle, organizarnos, hablar, integrar, implicar, pasar de la indignación al compromiso, de la rabia a la aportación.
La próxima cita clave la tenemos el 10 de noviembre en Baiona. Con el lema «Todos los derechos humanos. Presos y presas vascas a Euskal Herria», le vamos a pedir al Gobierno francés que termine con la dispersión y las medidas de excepción. En este momento hay 134 vascos y vascas recluidas en cárceles francesas, dispersadas en su mayoría a 1.000 kilómetros de sus seres queridos, soportando situaciones de aislamiento y un régimen penitenciario extremo. Ya es hora de que Paris atienda al nuevo escenario vasco y termine con estas políticas del pasado.
Por eso, vamos a apelar al primer ministro François Hollande para que empiece a invertir en el nuevo tiempo político que se ha abierto en Euskal Herria, y la primera inversión debe ser el respeto a los derechos humanos de todas las personas.
Porque el Gobierno francés está vulnerando todos los días los derechos fundamentales de los presos políticos vascos encarcelados en su territorio. Y sigue aplicando la dispersión, que provoca sufrimiento todos los días, además de muertos y heridos de vez en cuando. Dicho de otra manera, el Estado francés también tiene su propio problema de derechos humanos con los presos.
El inmovilismo de Madrid no ayuda a que Paris empiece a dar pasos. Y hasta puede ser que el Gobierno francés se encuentre incómodo en la situación actual, con un socio que rompe todos los patrones en cuanto a vulneración de derechos fundamentales y cuya política penitenciaria se desmorona a los ojos de toda Europa, con sentencias como la del TEDH de Estrasburgo.
Por eso, le pedimos a Hollande que no se mimetice con Rajoy en políticas extremistas que no llevan a ninguna parte, que asuma su cuota de responsabilidad y dé pasos en positivo. El Gobierno francés tiene margen de maniobra para empezar a levantar estas medidas de excepción.
El reto que nos hemos puesto con esta marcha es muy importante. Porque el fin de las medidas de excepción no solo pasa por Madrid, también pasa por Europa y, por supuesto, por París. Por eso, hacemos un llamamiento especial a la ciudadanía vasca, agentes políticos, sindicales y sociales, a acudir a Baiona para ponernos de nuevo en la pancarta de la solución, de los derechos humanos y la paz.
El 10 de noviembre en Baiona y el 12 de enero en Bilbo. El camino hacia Aiete, la luz a la salida del túnel, pasa por la capital labortana y por la calle Autonomía. Y nunca olvidemos que el camino se hace al andar.