«Si no sales delante ya se sabe lo que sucede. La salida es crucial», señaló el vencedor de la carrera de ayer, un sorprendente Kimi Raikkonen que ganó el Gran Premio de Abu Dabi, inmiscuyéndose en la batalla que mantienen Fernando Alonso (Ferrari), ayer segundo, y Sebastian Vettel (Red Bull) que fue tercero después de protagonizar la remontada de la jornada.

El finlandés, de 33 años, es una de las figuras más peculiares del automovilismo. Campeón mundial en 2007, volvió a subir a lo más alto del podio tres años después de apuntarse, el 30 de agosto de 2009, el Gran Premio de Bélgica, en el mítico Spa-Francorchamps. Ausente las dos últimas campañas, en las que compitió en rallys, ayer protagonizó en la noche de Abu Dabi una carrera vistosa por adelantamientos e incidentes.

Cuarto en la parrilla, se marcó una buena salida y, al igual que Alonso -que arrancó sexto-, avanzó dos puestos a las primeras de cambio en una prueba en la que Lewis Hamilton salió primero, tras ganarse el derecho en la pole, pero abandonó en el giro 20 por un fallo en la presión de la gasolina. El inglés, que cedió el liderato del día a Raikkonen, estaba hundido. «Tuve un problema con la presión de combustible. Fue de repente, al entrar en una curva. El coche se quedó muerto. Estoy destrozado. Tenía un muy buen ritmo todo el fin de semana y estoy seguro de que podríamos haber ganado», dijo el campeón en 2008, mientras la carrera continuaba, y de qué manera.

Alonso rebasó en primera instancia a Jenson Button y en la primera vuelta adelantó de forma genial a Mark Webber, que tampoco acabó la carrera. «Estoy contento porque no hemos sido supercompetitivos este fin de semana. Hemos tenido que pelear toda la carrera, en la que hemos podido adelantar y hemos tenido una buena estrategia, lo que nos ha permitido pelear incluso por la victoria».

El asturiano llegó a inquietar incluso a Iceman en las últimas vueltas. Pero al finés le bastaron ocho décimas para volver a saborear las mieles del éxito y anunciar desde el podio que no abandonará Abu Dabi sin correrse antes una buena juerga.

Por detrás, el líder alemán, castigado la víspera a tomar la salida en última posición porque en el depósito de su monoplaza quedaba menos del preceptivo litro de combustible, comenzaba una emocionante batalla por el tercer puesto, que se resolvió, en detrimento de Button. En la ceremonia del podio parecía el más feliz, y sobre todo el más gamberro, derramando el líquido de su botella directamente sobre la cabeza del encargado de las entrevistas.

Vettel, que reconoció que le habían beneficiado las dos entradas en pista del coche de seguridad, respondió a si ya se ve tricampeón que «las cosas pueden cambiar muy deprisa».

«Si hubiese salido tercero todo hubiese sido distinto. Pero el coche es muy rápido, estamos creyendo claramente en lo que tenemos y estamos muy felices», señaló el alemán que lidera el Mundial con diez puntos más que Alonso a falta de las dos últimas carreras, las citas de Estados Unidos, en el inédito circuito de Austin, y Brasil, que se disputarán el 18 y el 25 de este mes, respectivamente.