La octava caravana de mujeres centroamericanas que ha recorrido México en busca de sus familiares desaparecidos reclamó una política migratoria regional para hacer frente a la «sistemática» vulneración de los derechos humanos de los migrantes en situación irregular. Con la certeza de estar logrando sensibilizar a la sociedad mexicana, pese a la indiferencia del Gobierno, la iniciativa concluyó el sábado en Chiapas.

«La situación de los inmigrantes en México es de total peligro. Hay una vulnerabilidad muy fuerte (...) pues siempre que sufren algún crimen y al dar su testimonio se encuentran con alguna autoridad cómplice de la banda que los agrede, por eso tienen miedo de denunciar», dijo Rubén Figueroa, del Movimiento Migrante Mesoamericano.

Figueroa denunció la actitud del Gobierno mexicano. «Se logró dar a conocer la problemática del número de desaparecidos y las organizaciones locales se han comprometido a ayudarnos, pero el Gobierno ha hecho caso omiso, no reconoce a los inmigrantes como víctimas», señaló.

El Movimiento Migrante Mesoamericano aseguró que este año han observado un incremento en el número de inmigrantes que les solicitan apoyo para volver a sus países por «la violencia y atrocidades que enfrentan en su camino hacia el norte».

La caravana ha permitido que cinco madres se reúnan con sus hijos desaparecidos y localizar a un sexto. En sus ocho ediciones se ha encontrado a 67 migrantes dados por desaparecidos.

Figueroa denunció que frente a la «sistemática» violación de derechos humanos de los inmigrantes las autoridades mexicanas y centroamericanas no están tomando medidas para la «prevención, investigación y castigo de estos delitos», por lo que reclamó la «urgente» necesidad de impulsar «una política migratoria integral de carácter regional que atienda este fenómeno».