La Real comprobó ayer ante el Espanyol que el fútbol es muchas veces injusto y que cuando uno atraviesa una mala racha nada le acompaña. El equipo blanquiazul mereció por juego y ocasiones ganar con claridad al Espanyol, tuvo el doble de remates, lanzó ocho balones entre los tres palos por dos de su oponente, pero cuando éste daba por bueno un empate que no merecía se encontró con la victoria en un saque de esquina en el que Colotto marcó el único gol del mediodía en Anoeta.

Ese tanto provocó que la Real ampliara su racha negativa, con cuatro derrotas y un empate en los cinco últimos partidos oficiales. Si se deja a un margen el de Copa de Córdoba, la única conclusión indiscutible de los cuatro de Liga es que el equipo blanquiazul ha merecido mucho más que el punto que ha sacado porque siempre ha tenido más ocasiones que el rival, pero ha faltado acierto en el remate y fortuna para lograr las victorias.

Por desgracia, la racha no se limita solo a los resultados. Con la lesión de Markel en el segundo tiempo ya son seis los jugadores lesionados y cuatro de ellos padecen problemas que no son musculares, que no se pueden achacar a una mala preparación física. El problema es que la Real está en una fase en la que nada le acompaña y además hay un sector de la afición que culpa a Montanier de todo. Eso provoca que se pidiera su dimisión en los últimos minutos de un partido en el que, pese a las importante bajas, la Real fue mejor y mereció ganar.

La grada no perdonó la decisión del entrenador de no dar ningún minuto a Rubén Pardo a pesar de las bajas de Elustondo, Zurutuza y Griezmann. Montanier prefirió colocar en la media punta a Xabi Prieto y en la banda derecha a Dani Estrada por delante de Carlos Martínez cuando solo se esperaba a uno de ellos en el lateral derecho.

Montanier quiso guardarse para el segundo tiempo balas en la recámara, pero la lesión de Markel cuando mejor jugaba llevó al técnico a sustituirlo por el jugador que podía tener un perfil más parecido en el banquillo, Javi Ros, y esa ausencia del riojano unida al gol del Espanyol provocó que el normando fuera el destinatario de la frustración en los últimos minutos.

Ambiente frío

Hasta entonces Anoeta no mostró su contrariedad con su equipo más que con unos pitos al salir al campo como muestra de protesta por la derrota de Córdoba. A pesar de que el Espanyol comenzó mejor en los primeros diez minutos, la grada ni pitó a los suyos ni los animó y en ese ambiente frío la Real fue capaz de adaptarse mejor progresivamente a un terreno de juego rápido por la lluvia que caía.

La Real apeló muchas veces a un juego directo en el que Xabi Prieto y Agirretxe se imponían a los jugadores espanyolistas y tanto en las segundas jugadas que provocaban como en el juego combinativo la Real superó a su rival y pudo adelantarse en varios remates. Así Xabi Prieto e Iñigo Martínez cabecearon bien dos saques de esquina que sacaron bajo palos Cristian Álvarez y Sergio García con la mano pegada al cuerpo. Agirretxe también tuvo dos remates e Illarramendi puso a prueba al portero del Espanyol con un disparo lejano.

Por contra, el equipo de Pochettino solo tuvo una opción clara en una falta ensayada en la que Zubikarai desbarató el remate de Sergio García. Fue la única ocasión y el único balón que el Espanyol mandó entre los tres palos hasta el remate de Colotto que decidió el partido.

Mejor fue todavía el primer cuarto de hora del segundo tiempo de la Real, que dispuso de siete ocasiones, entre las que destacó un remate de Iñigo Martínez a la salida del corner que fue a las manos de Cristian Álvarez. El portero del Espanyol realizó trece intervenciones por solo dos de Zubikarai. Pero de los 16 remates, la Real no materializó ninguno y empieza a preocupar la sequía de los dos goleadores, Agirretxe y Vela, que solo llevan dos goles en jugada en los diez partidos disputados.

Los cambios

Porque la razón del resultado hay que buscarla en la falta de gol y no en el planteamiento inicial de Montanier. Mientras estuvo en el campo el once titular la Real fue muy superior al Espanyol y creó peligro especialmente por la banda derecha con las combinaciones entre tres jugadores acostumbrados a entenderse como Xabi Prieto, Estrada y Carlos Martínez.

Montanier había preparado el partido con la intención de guardarse tres cartas ofensivas con Pardo, Chory Castro e Ifrán y el problema llegó cuando se lesionó Markel cuando mejor jugaba. En cualquier caso tampoco se puede achacar a esa sustitución el gol del Espanyol que llegó en una jugada aislada, en un saque de esquina en el que el balón se quedó muerto a los pies de Héctor Moreno, cuyo envío desde el suelo aprovechó Colotto para marcar el único gol del partido.

A partir de ahí la Real buscó el gol con un juego directo y el amontonamiento de jugadores en el área de un Espanyol que consiguió con sus pérdidas de tiempo que no se jugara a fútbol en los últimos quince minutos. Así rompió su mala racha de 19 partidos sin ganar fuera de casa y amplió la de la Real, que debe reaccionar cuanto antes para alejarse de los últimos puestos.