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Derrota rojilla

Las pulgas se multiplican

Osasuna se hunde en el fondo de la clasificación tras encajar su séptima derrota de la temporada. Poca fortuna tuvieron los rojillos porque, cuando mejor lo estaban haciendo, sufrieron la expulsión de Rubén y encajaron el gol de la derrota tras un contragolpe.

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OSASUNA 0

VALLADOLID 1

 

Amaia U. LASAGABASTER

Osasuna ejerce de perro flaco. Mala señal porque es uno de los síntomas habituales de los equipos con problemas. En ese círculo vicioso, tan difícil de romper, que acogota a los asiduos de la zona baja, malos resultados y poca confianza se suelen ver acompañados por el infortunio. Que nunca debe justificar por sí solo la mala clasificación de un equipo, menos aún cuanto más avanzada está la temporada, pero cuya importancia tampoco puede soslayarse.

La buena suerte siempre es bienvenida y más cuando la necesidad apremia. Es decir, justo cuando le da por ausentarse. De eso sabe un rato Osasuna, que está suficientemente sobrado de carencias como para recibir la puntilla de la mala fortuna.

Que viene a ser lo que sucedió ayer en El Sadar, donde el equipo rojillo mostró signos de mejoría respecto a sus últimos compromisos, acercándose por momentos a ese equipo agresivo, incisivo e inasequible al desaliento que añoraba la víspera Mendilibar. Pero fue un Osasuna tan voluntarioso como candoroso, y volvió a quedarse a años luz de la profundidad, el acierto y la chispa imprescindibles para ganar un partido.

Si la cosa se hubiera quedado ahí, por lo menos habría podido sumar un punto; insuficiente en términos clasificatorios, pero quizá fundamental a nivel anímico. Pero la justicia tampoco suele estar del lado de los más necesitados. Justo cuando mejor lo estaba haciendo el conjunto navarro, recibió dos mazazos consecutivos, primero con la expulsión de Rubén y, segundos después de que Kike Sola rozase el gol, la contra visitante que sentenció el choque.

Poco había hecho hasta entonces, en términos ofensivos, el Valladolid. Aunque demostró que su planteamiento no era erróneo. Aguantó, sin excesiva incomodidad, el estéril dominio de su rival, que solo discutió con un disparo de Ebert -el único jugador visitante que creó peligro, aunque se bastó y se sobró para desnivelar el encuentro-.

Dominio estéril

El partido era de un Osasuna que había saltado al césped con novedades, tal y como se esperaba, aunque en mayor número y con identidades bien diferentes de las que se venía especulando. Tras su debut en Copa e inédito hasta ayer en Liga, estuvo Rubén; también Nano, con Damiá en el lateral diestro; Raoul Loé, pese a haber jugado también en Gijón; Sisi... No fue el caso del «Messi rojillo», que no pisó el césped hasta bien entrada la segunda parte.

Con esos mimbres Osasuna se adueñó del balón y del partido, aunque a efectos prácticos no se notó demasiado, porque a su rival no le costó demasiado frenar el ímpetu inicial de los iruindarras, convirtiendo el primer tiempo en un soporífero ejercicio de impotencia, por un lado, y paciente espera por el otro.

El balón prácticamente no se movió de la parcela pucelana, pero rara vez entró en el área de Dani Hernández y menos aún con peligro. Aunque conforme el choque se fue acercando al descanso, el meta venezolano fue viendo más amenazada la integridad de su portería. Sisi no llegó por los pelos tras una combinación de Armenteros y Cejudo. Poco después fue Kike Sola el que vio cómo se cruzaba en el último instante Sereno -acción en la que se lesionó el central blanquivioleta, que precisamente acababa de sustituir a Marc Valiente, igualmente lastimado-, evitando que rematase una buena asistencia de Armenteros. Aunque las mejores opciones llegaron en la recta final del primer tiempo, con sendos disparos de Sisi, que acabaron con despejes a córner.

La tarde fue a mejor tras el descanso. Osasuna parecía tener más presencia, se mostraba más incisivo, el intercambio de posiciones de Cejudo y Sisi incomodaba a la defensa visitante... Y, lo más importante, la sensación de peligro era cada vez mayor. A poco de reiniciarse el choque amagaron Cejudo, con un balón que se marchó pegado al palo, y Arribas, con un remate que Rueda despejó en boca de gol. Y poco después fue Kike Sola el que probó con una jugada personal, aunque el de Cascante pecó de individualismo, optando por rematar cuando Armenteros esperaba en el punto de penalti.

Se animó la grada, entró Masoud a darle mordiente al equipo... y se torció la tarde. Una rigurosísima segunda amarilla a Rubén dejó en inferioridad a Osasuna. Unos milímetros impidieron a Kike Sola llegar a un pase de Armenteros al área. La punta de los dedos de Dani Hernández envió a córner el remate de Sola, en la ocasión más clara de los iruindarras, y en ese mismo saque de esquina la tarde se fue al garete. Robó el Valladolid junto a su área, condujo Omar y culminó Ebert elevando el balón ante la salida de Andrés.

Se acabó el partido. Y se condenó Osasuna a otra semana rascándose las picaduras.

 

«No estoy contento, porque somos últimos y hemos perdido, pero sí lo estoy con el trabajo»

Mal asunto cuando a un entrenador se le empieza a cuestionar sobre su continuidad. Pero es lo que tiene la situación de Osasuna, anclado al último puesto de la clasificación. Así que no se libró Mendilibar, que se siente «con capacidad y ganas de sacar esto adelante» y que tampoco quiere darle demasiadas vueltas a las decisiones que pueda tomar la Junta directiva. «Yo no estoy para pensar en eso. Si tienen que hacerlo, bien, y si no, también. En eso estoy tranquilo porque a mí me importa el equipo y no mi persona».

Un discurso que también vale para las protestas del público, muy evidentes ayer en el momento de las sustituciones. «Yo entiendo todo -aseguró el zaldibartarra-. Cada uno es un entrenador y punto. Yo hago lo que creo que es conveniente en cada momento. Y al público le tengo que respetar siempre».

Lo cierto es que, como sus jugadores, Mendilibar se reconoció especialmente dolido por la derrota, que en su opinión no mereció un Osasuna mejor al de sus anteriores compromisos. «Hemos jugado bastante más, pero por lo que sea no estamos acertados. No tenemos esa frescura, ese llegar... No puedo decir que estoy contento porque estamos últimos con cinco puntos y acabamos de perder, pero del trabajo de los jugadores sí estoy contento», aseguró el técnico. «He visto al equipo más dominador -añadió-, con más tensión y más en campo contrario. Sin llegar con demasiada claridad, pero sí haciendo ocasiones. Hemos robado más balones que en otros partidos. Pero nos falta el gol, se nos han ido bastantes goles respecto a la pasada temporada», lamentó Mendilibar.

Pero, dejando la justicia al margen, Osasuna perdió y el equipo «está mal porque hemos desaprovechado esta oportunidad. Tenemos la semana para animarles».

También se refirió a la justicia, o a su ausencia, un Miroslav Djukic con tan pocos pelos en la lengua como es habitual. «Osasuna ha dominado y nosotros hemos defendido. El empate podría ser justo, pero en fútbol no hay justicia. Mi equipo se ha vaciado y en una contra ha ganado», resumió.

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