«Todo es silencio» fue elegida como película inaugural de la edición recién celebrada en la Seminci de Valladolid, decepcionando a los enviados allí destacados. En vista de que las anteriores películas de José Luis Cuerda «La educación de las hadas» y «Los girasoles ciegos» no habían terminado de convencer, el cineasta ha buscado de nuevo la colaboración con el escritor gallego Manuel Rivas, habida cuenta del inmejorable recuerdo que dejó su adaptación de «La lengua de las mariposas». Pero Fernando Fernán-Gómez ya no está entre nosotros, y muchas cosas han cambiado desde entonces.

«Todo es silencio» describe la evolución de un triángulo amoroso a través del tiempo. Dos chicos y una chica que comparten su adolescencia en las playas gallegas, donde se hacen con lo que la mar deja en la orilla, no pueden evitar que los sentimientos les distancien. Entre ellos surgirá la rivalidad por el amor de ella, y ni el paso de los años podrá hacer olvidar dicho enfrentamiento. Cuando el que fue rechazado regresa, convertido en guardiacivil, se encontrará con la pareja involucrada en el narcotráfico.

José Luis Cuerda acierta con el relato del amor de juventud, pero naufraga en la descripción de la etapa madura, debido a su falta de soltura en el cine de acción. El desequilibrio entre ambos aspectos impide un tránsito natural en la recreación histórica de la Galicia que media entre los años 60 y los 80. El descompensado reparto tampoco ayuda a creerse el curso que toman los acontecimientos para los protagonistas.