Miles de familias han sido desahuciadas en Euskal Herria víctimas de la avaricia de los bancos, con la colaboración necesaria de los partidos políticos del establishment que financian y tienen en nómina, en uno de los episodios más vergonzosos, dramáticos y antisociales en esta época de crisis. Un drama masivo, con una condena a vida: no solo se les ha expulsado de su vivienda, sino que mantienen la deuda con los bancos, impidiendo a la gente desahuciada la posibilidad de un nuevo comienzo, abocándolos a vivir de la caridad de familiares de los que se emanciparon o, en el peor de los casos, a la exclusión social extrema, a la más absoluta desesperación. Pero ante este drama, lejos de la resignación, un movimiento social de base, amplio y movilizado ha planteado una lucha ejemplar. Ha conseguido hacer visible un conflicto, poner cara a las cifras, agitar las conciencias y empoderar las capacidades de la gente. Y con toda seguridad, esa movilización es responsable de que la situación haya empezado a cambiar.

Ayer se conoció la noticia de que la abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Juliane Kokott, dictaminó que la ley de desahucios es abusiva y vulnera la normativa europea. Paralelamente, voces y resoluciones judiciales -como la que ha adoptado el Juzgado de Getxo suspendiendo la subasta de un piso hipotecado por una entidad fusionada-, aunque tarde y tras haber mostrado una insensibilidad hiriente ante el drama, se multiplican en la denuncia de una Ley Hipotecaria socialmente destructiva. El PP y el PSOE, superados por la realidad y sin contar con los afectados, acordaron una iniciativa conjunta para frenar con urgencia los desahucios en marcha. Indicativos, todos ellos, que demuestran que la presión social, el desafío popular desobediente, lejos de no valer para nada como afirman los gobernantes, da sus frutos, propicia avances y abre nuevos horizontes de justicia social.

Así las cosas, evitar desahucios futuros será tan importante como hacer que los ya desahuciados recuperen su vivienda. La lucha dirá y dará la medida de lo posible.