Compañeras y compañeros todos: Una vez más los familiares de Begoña (Alba), sentimos la satisfacción de encontrarnos en la mejor compañía, que sois todos vosotros y vosotras. Por desgracia, no ha podido ser personalmente, pero ya sabemos que los años pasan, y mis 82 añitos me aconsejan que, por el momento debemos desistir, y bien que lo lamentamos.

Queremos recordar y honrar a quienes en estos 25 fértiles años de Askapena sacrificaron al menos parte de su juventud para entregarse a quienes más les necesitaban, que aunque lejos en los mapas, estaban en sus sentimientos internacionalistas.

Muchos de ellos consiguieron volver y nos han regalado su maravillosa experiencia; otros, por desgracia, no volverán a corretear por las calles de su infancia, que tanto debieron de añorar. Un sistema canallesco nos los arrebató para siempre, pero hay algo que no han conseguido, a pesar de haberlo intentado en varias ocasiones, y es que nos reunamos para conmemorar su ejemplo y su memoria.

Hoy más que nunca debemos comprender y valorar su ejemplo precisamente cuando podemos constatar a diario que el mundo que les asesinó y que nos rodea se resquebraja y se tambalea herido de muerte, pero que no se resigna a morir sin antes destrozar todo cuanto se halle a su alcance, y en esas estamos nosotros todos.

Termino deseando que hoy nuestro pensamiento y nuestro recuerdo, junto al mayor de nuestros aplausos, vaya para todas y todos ellos, a la par de nuestra promesa de que su ejemplo y su semilla cayó en tierra fértil, mientras quienes les asesinaron se debaten en los estertores de su merecida agonía.

Pensando en ellos y en todos vosotros, los padres y la hermana de Begoña os mandan tres fuertes y sinceros abrazos.

Gora Askapena eta gora Euskal Herria.