Varios cientos de empleados públicos se concentraron ayer en Iruñea para manifestar a la presidenta del Gobierno de Nafarroa, Yolanda Barcina (UPN), que no les callará con decisiones como la de prohibir en edificios y vehículos públicos carteles o pancartas contra los recortes.

Convocados por los sindicatos AFAPNA, ANPE, APF, CCOO, CSIF, ELA, ESK, LAB, SAE, SATSE, SMN, Solidari, SPS, STEE-EILAS y UGT, los trabajadores de la administración pública reclamaron, tras dos pancartas contra los recortes, su derecho a la libertad de expresión y lo hicieron con gritos de «No nos callarán", pitidos y caretas blancas con las bocas cerradas con cinta roja.

La concentración se llevó a cabo frente a la sede del Parlamento de Nafarroa, coincidiendo con una sesión plenaria, lo que propició que los silbidos se incrementaran con la llegada de algunos de los parlamentarios, especialmente los de UPN, una situación que la presidenta Barcina logró evitar al acceder al edificio por el garaje.

Mientras, en la calle, un miembro de STEE-EILAS, en representación de todos los sindicatos convocantes, daba lectura a un comunicado en el que califican de «atropello» la instrucción dada por el Ejecutivo de UPN para evitar que se denuncien los recortes laborales y sociales aprobados en los últimos meses, el aumento del paro y el «deterioro progresivo de los servicios públicos».

«Rebeldes nos encontrarán»

«Callados nos quieren y rebeldes no encontrarán. Tenemos que detener esta sinrazón. No pueden pretender que permanezcamos en silencio ante este burdo intento de dar una sensación de normalidad», manifiestan los empleados públicos en su documento. Asimismo, aseguran que no solo mantendrán su rechazo y sus protestas contra los recortes sociales «con más ímpetu e imaginación si cabe» sino que además, precisan, que «no vamos a acatar recortes de derechos».

«La libertad de expresión es algo demasiado importante como para no defenderla frente a la censura y el despotismo del Gobierno de Navarra», sostienen los sindicatos, y advierten al Ejecutivo foral que su decisión de prohibir los símbolos o las expresiones de protesta no es más que «una muestra de debilidad».