Raimundo Fitero
Espejos
Sí, miren, la alcaldesa hereditaria de Madrid, mientras decretaba tres días de luto por la muerte de cuatro jóvenes en unas dependencias municipales, se marchó a Lisboa a un balneario de súper lujo, pero a su vuelta, muy compungida, asegura que «estuve pensando mucho en Madrid Arena». Y sigue de alcaldesa; y sigue dando lecciones morales de política, y la prensa hooligan la excusa, mientras se sabe que se incumplían todos los reglamentos, que no tenía licencia, que se duplicó el aforo, que es todo un chanchullo, un festín de corruptos, con el organizador de la fiesta a la cabeza de los delincuentes habituales, pero muy unido a la familia.
Las encuestas señalan entrega tras entrega la desafección de la ciudadanía hacia los políticos. Y nos parece lógico, porque en el parlamento español, su presidente, ha decidido que ya no se van a reponer más Ipad a los parlamentarios. Que se diga así, parece una tontería, pero es que por ser parlamentario español, además de otras prebendas, se tiene el regalo de un iPhone y un iPad, con sus correspondientes conexiones, pero la alarma ha saltado cuando docenas de parlamentarios aducían pérdida de su iPad para recibir inmediatamente otro de recambio. Y claro está, ante estos golfos, se sospecha, con pruebas fehacientes, que no los han perdido, sino que se los habrán regalado a hijos, sobrinos o amantes, y como les daban otro sin rechistar, pues a chupar del bote hasta que se agote.
De cosas así hablan en «El Intermedio» de La Sexta que está logrando audiencias notables, las mejores de su historia. Es la única válvula de escape.