obama seguirá en la casa blanca
Un triunfo apuntalado en minorías, jóvenes y mujeres
La carrera a la Casa Blanca ya no la deciden los hombres blancos de cierta edad. Barack Obama ha dado con la combinación ganadora, que incluye a las minorías étnicas, las mujeres y los jóvenes y le da un margen de otros cuatro años para cumplir sus compromisos electorales.
GARA
Especialmente las minorías étnicas, pero también los jóvenes y las mujeres, han contribuido a la reelección del presidente estadounidense, Barack Obama, mientras que el electorado de Mitt Romney está constituido por una abrumadora mayoría de hombres blancos no latinos y de cierta edad.
A nivel nacional, los no blancos representan el 28% del electorado (dos puntos más que en 2008) y Obama consiguió el 80% de sus votos, como hace cuatro años, según un estudio realizado por el Instituto Pew y recogido por AFP.
El 93% de lo afroamericanos, el 71% de los latinos, el 55% de las mujeres (68% en el caso de las solteras), el 60% de los jóvenes de entre 18 y 29 años de edad y el 52% de los de entre 30 y 40 años votaron por el reelegido mandatario demócrata.
Solo Bill Clinton obtuvo un mejor resultado entre la comunidad latina, cuando logró el 76% del voto latino en 1996.
En contraposición, el 52% de los hombres votaron por el candidato republicano, Mitt Romney, por quien también optaron el 59% de los blancos, el 51% de los que tienen entre 45 y 64 años y el 56% de los mayores de 65 años. El exgobernador de Massachusetts recabó el 89% del voto blanco anglosajón.
Romney mejoró el resultado que obtuvo hace cuatro años John McCain entre el electorado blanco, pero perdió igualmente las elecciones, lo que, según el estudio del Instituto Pew, refleja los cambios demográficos que se están dando en EEUU, donde sus 50 millones de latinos representan el 10% de su electorado y son la minoría más grande del país.
Pero, además, de haber dado con esa combinación ganadora al conquistar a esos importantes segmentos de población, Barack Obama tuvo que superar varios obstáculos para triunfar, pese a la difícil situación de la economía estadounidense, en esta apretada carrera presidencial, apoyándose en una campaña realizada durante meses por un equipo altamente efectivo y que tuvo su recompensa.
Cuestiones clave
Varias han sido las cuestiones que han permitido al presidente saliente obtener un segundo mandato al frente de la Casa Blanca.
El freno de la crisis económica. La economía, aunque creciendo a medio gas y con una alta tasa de desempleo, no estaba en una situación tan mala como para hacer perder a Obama, quien finalmente pareció verse recompensado por frenar la peor crisis que sufre el país desde los años 30.
Cuando llegó al Salón Oval en enero de 2009, en el país se perdían 700.000 empleos al mes. Incluso si los estadounidenses aún no están satisfechos con la situación económica, los sondeos a pie de urna indicaban que consideran al predecesor de Obama, George W. Bush, igualmente responsable de la situación.
Obama ha enfrentado una tasa de desempleo catastrófica, lo que ilustra las dificultades de la recuperación económica. Sin embargo, en los últimos meses la cifra se redujo por debajo de la barrera sicológica del 8%.
La confianza de los consumidores ha mejorado y un cierto optimismo comenzó a invadir los mercados, mientras que los precios de las viviendas empezaron a subir lentamente.
El mandatario electo también contó con el valioso apoyo del expresidente Bill Clinton, quien pasó página y le respaldó después de que derrotara a su esposa, Hillary Clinton, en las elecciones primarias de los demócratas en 2008. Asociado en el espíritu de los estadounidenses a un período de gran prosperidad, Clinton a menudo defendió a Obama mejor de lo que él mismo lo hizo.
El pasado empresarial de Romney. El equipo de campaña demócrata hizo una apuesta después del triunfo de Mitt Romney en las primarias republicanas: ser negativos. Campañas de publicidad violentas describieron a Romney como un buitre de las finanzas que compraba y vendía empresas para su beneficio personal a costa de los trabajadores que eran enviados al paro.
La defensa sin mucha convicción que Romney hizo de su pasado como empresario y varios deslices no le beneficiaron. El daño estaba hecho antes de su buen papel en el primer debate televisado del 3 de octubre.
La muerte de Bin Laden. El asalto del comando especial de operaciones Navy Seals que mató a Osama bin Laden en mayo de 2011 no logró por sí solo que Obama ganara la reelección. Sin embargo, el presidente reforzó su imagen de comandante en jefe inflexible, al tiempo que respondía a los ataques de los republicanos que acusaban a los demócratas de ser demasiado blandos en cuestiones de seguridad nacional.
El prestigio logrado por Obama con la operación en Pakistán así como por los ataques con drones contra sus principales sospechosos de «terrorismo», le permitieron anotarse algunos puntos y posicionarse bien antes del ataque al consulado de EEUU en Bengasi (Libia), que podría haberle costado muy caro.
La maquinaria detrás de Obama. Por segunda vez, el equipo de campaña de Obama ha reinventado la manera de ganar una elección presidencial. En 2008, sus partidarios, encabezados por David Plouffe, lograron vencer a la pareja Clinton en las primarias demócratas. Entonces también consiguieron que Obama ganara las presidenciales pese a la mala situación económica y la feroz oposición de los republicanos.
En octubre de 2011, sus colaboradores insistieron ante los cautelosos periodistas que Obama ganaría la reelección pese al retroceso registrado unos meses antes en las elecciones al Congreso de mitad del mandato.
La estrategia fue colocar a Obama como el defensor de la clase media en contraste con su rival, un hombre de negocios rico alejado de la realidad de la mayoría de los estadounidenses.
El equipo demócrata se apoyó en los jóvenes, los latinos, los negros y los profesionales de la clase media blanca, igual que los hizo en 2008. Los republicanos, que se burlaron de esa estrategia, se equivocaban
Los datos preliminares muestran que la participación fue inferior a la de 2008. Entonces votaron 131 millones de personas, el 57% de la población en edad de votar, y el martes, 119,5 millones, el 52%, a falta de sumar el voto provisional y por correo.
Un demócrata de Florida ganó a su rival republicano en las elecciones generales, pero no asumirá el cargo porque falleció el 15 de octubre por causas naturales a los 96 años. Earl K. Wood optaba al duodécimo mandato como recaudador de impuestos.
El viceministro de Exteriores ruso, Serguei Riabkov, advirtió de que Moscú no ve posible entablar un diálogo con Washington sobre nuevas etapas de desarme si EEUU no da garantías jurídicas de que su sistema de defensa antimisiles no apuntará contra Rusia.
Cerca de 67 millones de personas estuvieron pendientes de la noche electoral de ayer en horario de máxima audiencia para ver al presidente demócrata estadounidense, Barack Obama, ganar la reelección para otros cuatro años.
La derrota de Mitt Romney evidenció la creciente desconexión de los republicanos de las minorías estadounidenses, obligando al partido a una reflexión urgente sobre su futuro si aspira regresar a la Casa Blanca.
Su viraje a la derecha desde 2010, cuando la ola del Tea Party alcanzó en el Congreso a decenas de representantes ultraderechistas, parece también haber encontrado sus límites en las urnas, con la pérdida de una preciada silla en el Senado, la de Indiana. Si bien varios herederos de la causa fueron reelegidos en la Cámara de Representantes, otros se encontraban en dificultades el miércoles, cuando aún seguían contando votos.
Más que en 2008, los electores latinos votaron el martes abrumadoramente por Barack Obama, el 71% contra el 67% de hace cuatro años. La cifra es todavía más alta para los asiáticos (73%) y los afroamericanos (93%). Y también atrajo a los jóvenes (60%), las mujeres y los homosexuales. Las reservas de votos de Romney están entre los hombres, los blancos y los mayores de 65 años, grupos demográficos que parecen describir cada vez más un bastión en declive.
«Los republicanos hicieron un trabajo patético para atraer a la gente de color, eso es algo sobre lo que están obligados a trabajar», lanzó Mike Huckabee, candidato a la primarias republicanas en 2008. «Es un grupo que debería estar con nosotros, del lado conservador», agregó.
«Deben abordar las cuestiones sociales que motivan a los jóvenes, los temas contra los que luchan cristianos conservadores y evangélicos, como el aborto, la anticoncepción, los derechos de los homosexuales», estimó Christopher Arterton, profesor de la Universidad George Washington. A su juicio, las elecciones han sido también «un golpe duro contra el Tea Party y el gran entusiasmo surgido en 2010 hacia los conservadores».
Pero son los hispanos los que preocupan más a la generación de relevo del Partido Republicano. Representan el 10% del censo y aún más en Florida (16%), Nevada y Arizona (19%), estados clave. Según proyecciones del Instituto Pew, en 2005, hispanos y asiáticos podrían suponer el 40% del electorado. GARA