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JORNADA DE PROTESTA CONTRA LAS POLÍTICAS DE AJUSTE

La huelga tuvo impacto en Nafarroa, donde ganó fuerza el espacio social

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

El buque insignia de la economía navarra, la planta de Volkswagen, sintió más la huelga de ayer que la convocada por ELA y LAB, puesto que la política de contratación de la planta está pensada para alimentar la presencia de CCOO y UGT frente a otros sindicatos más combativos. Los planos de incidencia de la protesta se invirtieron con respecto a la anterior huelga, notándose más en Erribera y desinflándose en las fábricas norteñas. Sin embargo, buena parte del pequeño comercio de Iruñea paró en ambas ocasiones.

La huelga de ayer fue mansa en la capital. No hubo incidentes y la policía apenas actuó, exceptuando las coacciones al bicipiquete, que no pudo salir pese a estar arropado por parlamentarios y electos de Bildu. Hubo varias identificaciones y cacheos aunque, finalmente, los ciclistas no pedalearon. Un agente de la Policía Municipal amenazó con 1.500 euros del mundo al que se subiera a la bicicleta por «obstrucción voluntaria del tráfico» y se vieron obligados a desistir.

Esta ausencia de incidentes alimenta la tesis que lanza UPN y la Delegación del Gobierno de unos huelguistas «buenos» (los de UGT y CCOO) y otros «malos» (ELA y, sobre todo, LAB). El único intento de protesta combativa quedó a cargo del denominado, «piquete social», aquél en el que se incluyen colectivos como SOS Racismo, la Asamblea de Parados, la plataforma por la Renta Básica, los colectivos que trabajan en contra de los desahucios, el 15-M, etc. Pero eran demasiado pocos. A eso de las 10:00 horas de la mañana, se acercaron al Corte Inglés cantando que lo iban a quemar. Cuando llegaron a la puerta, intentaron rodearlo, pero no daban abasto. En ese piquete se escucharon lemas como «El dinero del TAV para el gasto social» o «Borroka da bide bakarra». El mando de la policía española que suele estar a cargo de los dispositivos que controlan las huelgas estaba vigilando esta protesta, pese a ser menos numerosa que la de UGT y CCOO que se desarrollaba a la misma hora.

Los sindicatos anarquistas también estaban en este piquete y, poco después, junto con ESK y Solidari llevaron a cabo un mitin con numerosas intervenciones en la plaza del Vínculo. Poco a poco, fue sumándose más y más gente hasta rondar unos dos mil huelguistas. Una vez terminaron los turnos de palabra, iniciaron una manifestación que entró por Alde Zaharra y terminó en la Plaza del Castillo, a pocos metros de la protesta de UGT y CCOO, con la que no llegaron a cruzarse por voluntad propia. En el mitin del Vínculo varios oradores cargaron contra las centrales estatales por no secundar la huelga del 26 y también contra los sindicatos que no respaldaron el llamamiento de ayer por «anteponer intereses propios». Posteriormente, estos obreros que han parado en todas las huelgas se sumaron a la manifestación de Herri Ekimena.

Si en la planta de VW las centrales afines a los postulados de IU y PSN ganaron la partida, en la calle, las tornas se cambiaron. Su protesta no reunió a tantas personas como la del pasado día 26 de setiembre. Supuestamente, la manifestación de UGT y CCOO aglutinaba también a la denominada «Cumbre Social», pero más pareció un acto solo para afiliados. Según la delegación del Gobierno, acudieron 4.000 personas a esa marcha. La comunicación de la protesta fue realmente mala y numerosas personas desconocían cuál era el punto de partida de la manifestación matutina. A la tarde, UGT y CCOO repitieron manifestación, también en solitario.

La tradicional guerra de cifras sobre el seguimiento continuó con exageraciones por ambas partes, por lo que resulta verdaderamente complicado hacer una estimación veraz. Los empresarios intentaron minimizar el impacto asegurando que tuvo un 5,9% de seguimiento en la Zona Media, un 5,7% en Lizarraldea, un 2,7% en Sakana y estableció una media del 15% de seguimiento. El Gobierno sostuvo que menos de uno de cada diez funcionarios hizo huelga.

Por su parte, UGT y CCOO engordaron las cifras para asegurar que tres de cada cuatro trabajadores no acudió a su puesto. Afirman que en la industria agroalimentaria hubo un seguimiento superior al 70% y en la construcción, en torno al 80%. Las cifras bajan en el sector de las artes gráficas (50%) y en el financiero (40%).

Datos sindicales por empresas

Las cifras fueron utilizadas por los responsables de UGT y CCOO no solo para calificar la protesta como un «éxito», sino también para minimizar la capacidad movilizadora de la mayoría sindical vasca e intentar vender sus centrales como las hegemónicas del herrialde. Aseguraron que muchos afiliados de estos sindicatos se sumaron a la huelga y les instó a que sigan desobedeciendo a sus directivas.

Ambos sindicatos aportaron datos concretos sobre empresas de gran tamaño. Así, en SKF de Tudela el paro fue del 100%, en Koxka el seguimiento de la huelga fue del 90%, como e KWD, en Tecnoconfort y Liebherr, del 80%, en TRW del 73% y en Kybse 60%. CCOO añadió que en la industria agroalimentaria, focalizada sobre todo en la Erribera y Viana, «el seguimiento de la huelga ha sido de más del 95%», y subrayó la respuesta del 90% o más en empresas como Kraft (Marbú), Iberfruta y Virto.

En el sector de químicas y textil el paro, según CCOO, fue total en Saint Gobain, Industrias del Caucho, Ega Textil, Plastal Spain y SAS Autosystemiechnik. Asimismo fue del al 90% en TRW de Corella y Group Automotive Pamplona y a más de la mitad en Manipulados Mendavia, Cinfa y Salinas de Navarra.

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