Raimundo Fitero
Pasó
Se acumulan, se forman renglones en nuestro archivo, mientras el monstruo televisivo consume sus productos más digestivos o sus indigestos informativos, sus historias para entretener o para desatender. Lo de la corrupción en CiU que supuestamente afecta a varios de sus más destacados dirigentes ¿es intoxicación, mierda pura o verdad a medias? O verdad entera, que tampoco sería de extrañar. La campaña electoral catalana se ha convertido en un tema estatal y se nota principalmente en los telediarios de TVE, que han entrado en su fase más indecente. Pierden audiencia porque son insoportablemente tendenciosos. En este año mariano, las alabanzas al Gobierno más desastroso han sido tan ridículas que no se puede entender más que desde una perspectiva de sabotaje interno. Han cargado tanto las tintas que hasta los más convencidos se daban cuenta que mentían, que exageraban, que ocultaban. En fin, lo de todas las cadenas de partido, pero que, en manos de la derecha sobrada, se sobra en su desprecio a la verdad, la audiencia y la historia.
También hemos sabido que el MECD, es decir este tri-ministerio que dirige ese bulto sospechoso de toda intriga llamado Wert, ha concedido el Premio Nacional de Televisión a Jesús Hermida. O sea, un reconocimiento dotado con 30.000 euros, a su historia, una manera de volverlo a poner en primer plano, ya que anda desaparecido, jubilado, perfectamente satisfecho del deber cumplido. Lo que sorprende es que se dé un premio de televisión desde un Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Pasó. Hoy es otro día.