El presidente del Comité de Empresa de Telefónica de Gipuzkoa, Manu Dávila Delgado, explicó la decisión de ayunar en solidaridad con la huelga de hambre que secundan cinco trabajadores de Barcelona en protesta por el despido «injusto e inhumano» de Marcos Andrés Armenteros, «a pesar de sus bajas médicas justificadas». Asimismo, protestan por la «precarización de las condiciones de trabajo» en esta empresa.

Dávila comunicó también que los comités de Bilbo e Iruñea aprobaron la convocatoria de movilizaciones y manifestaciones, tras no llegaron a un consenso para realizar una jornada de ayuno. En Donostia fueron doce los miembros del comité que permanecieron en ayuno encerrados durante todo el día en la central de Telefónica del barrio de Bidebieta.

El preside del comité guipuzcoano informó de que Telefónica «ha perdido dos juicios contra el compañero despedido por coger bajas justificadas» en Barcelona. El primero lo perdieron en el Juzgado de lo Social, y el segundo en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. El primer despido fue considerado nulo y el segundo, improcedente «por lo que tratan de arreglarlo con dinero», afirmó.

La dirección no recibe

En relación a la protesta de Barcelona, el delegado de Gipuzkoa informó también de que este pasado lunes dos de los compañeros que están en huelga de hambre en la capital catalana se dirigieron al edificio en el que se encuentra el director general de Telefónica en Cataluña, Kim Faura, para conversar con él y pedirle la readmisión del compañero despedido.

Los dos trabajadores consiguieron acceder a la sede de la empresa, pero lo más que pudieron lograr fue que el responsable hablase por teléfono con la presidenta del comité de Barcelona, pero sin ningún resultado práctico. Entretanto, los dos empleados que mantienen la huelga fueron invitados a marcharse por los guardas de seguridad de la compañía.

En este sentido, y tras recordar que un juez declaró nulo el despido de Marcos Andrés Armenteros y que otro lo calificó de improcedente, -lo que reservaba a la compañía la última palabra-, el comité de empresa de Telefónica de Gipuzkoa se pregunta: «¿Es ético que lo haga una multinacional con beneficio récord?».