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Mikel Noval | Responsable de Política Social de ELA

ELA, Bildu y fiscalidad. Respuesta a Isidro Esnaola

El 15 de noviembre Isidro Esnaola publicó en GARA un artículo, para denunciar públicamente la actitud de ELA, y en concreto, las críticas de este sindicato a Bildu. Al parecer Esnaola no acepta que ELA, desde su independencia, realice sus propias valoraciones y propuestas. También parece olvidar que no todo son críticas. Por ejemplo, hemos valorado positivamente el compromiso de blindar el convenio de construcción en la licitación de obras públicas, o hemos defendido el «atez ate» (con condiciones sobre el empleo que las instituciones no quieren aceptar).

Isidro Esnaola firma como economista. Yo también lo soy, pero no oculto que soy responsable de Política Social de ELA. Sin embargo, él no dice que, además de economista, es asesor del Departamento de Hacienda de la Diputación de Gipuzkoa.

Hace más de 10 años, Isidro Esnaola representaba a Euskal Herritarrok en las Juntas Generales de Gipuzkoa, cuando se constituyó en dichas Juntas una Ponencia de lucha contra el fraude fiscal. En ella ELA reclamó insistentemente la creación de mecanismos permanentes de consulta y participación sindical y social a la hora de definir la política fiscal. Euskal Herritarrok, que estaba en la oposición, apoyaba esa demanda.

Desde entonces las Diputaciones Forales (todas) han hecho caso omiso a esta demanda. Tanto antes, como ahora, cuando Bildu gobierna en la Diputación de Gipuzkoa. En nuestra opinión, esta actitud es inaceptable desde una perspectiva democrática, y políticamente contradictoria si de verdad se quiere llevar a cabo una transformación radical de la política fiscal y social que se lleva a cabo en este país.

En septiembre del año pasado ELA trasladó a todas las diputaciones un documento de Propuestas a la acción de Gobierno, solicitando una reunión. Tuvimos que denunciar públicamente la falta de respuesta de la Diputación de Gipuzkoa. No hubo reunión hasta que esa institución ya había hecho pública su propuesta de modificación del IRPF y del Impuesto sobre Patrimonio. Ni en aquella reunión, en la que participó también Isidro Esnaola, ni posteriormente, se ha dado respuesta a las propuestas de ELA sobre fiscalidad. Solo ha habido otro encuentro para hacerles llegar nuestra valoración de la propuesta que realizó la Diputación sobre la reforma del Impuesto sobre Sociedades. En él los representantes de la hacienda (entre ellos Isidro) se limitaron a tomar nota.

No hemos vuelto a tener noticias de la Hacienda de Gipuzkoa, ni para saber qué pasa con el Impuesto sobre Sociedades, ni sobre el impuesto de las Grandes Fortunas, ni sobre el Consejo Vasco de Finanzas, ni sobre nada de nada. Participación social, cero. Y lo más grave de todo, parece claro que eso obedece a una decisión firme.

Precisamente, esta denuncia de la falta de participación sindical y social ha sido recogida en nuestras valoraciones del Impuesto sobre las Grandes Fortunas y de lo acordado en el Consejo Vasco de Finanzas. Sin embargo, el asesor de la Hacienda de Gipuzkoa nada dice de eso en su artículo. Quizás se le ha olvidado, aunque no lo creemos. Seguramente es que no tienen nada que decir al respecto.

Isidro Esnaola indica que nuestras críticas «se acompañan de datos que no se corresponden con la realidad, sacados de contexto y utilizados torticeramente». Pues bien, sobre esta crítica a ELA, en todo su artículo ni una sola vez dice que tal dato ofrecido por ELA no es verdad. Sobre lo que está o no «sacado de contexto o se utiliza torticeramente» habría que explicar qué ha dicho ELA:

Sobre el Consejo Vasco de Finanzas. ELA ha dicho que han acordado unas previsiones de recaudación que van a dar lugar a que el año que viene los presupuestos del Gobierno Vasco y de las Diputaciones Forales se vayan a recortar en 823 millones de euros (las Diputaciones Forales de Gipuzkoa y de Bizkaia ya han presentado su proyecto de presupuestos para 2013, que van en esa dirección). También hemos dicho que esas previsiones de recaudación suponen la renuncia a modificar la política fiscal (no prever recaudar más supone reconocer que no se va a avanzar en la lucha contra el fraude fiscal ni se va a dar marcha atrás en las reformas aprobadas en los últimos años, que han rebajado sustancialmente los impuestos que pagan las rentas altas, las empresas y el capital). También hemos dicho que si se aceptan los límites de déficit público que se establecen en Madrid, a las instituciones de aquí solo les queda gestionar los recortes (quitar más de aquí y menos de allí, pero recortar). Isidro Esnaola viene a decir que esto es así, pero que no queda otra, porque la situación económica es mala. No estamos de acuerdo. Hemos pretendido debatir la política fiscal que se aplica y hemos exigido a todas las instituciones, también a las que gobierna Bildu (como no puede ser de otra manera) que no apliquen los recortes que se deciden en el estado ni acepten los límites de déficit público que nos quieren imponer.

Del Impuesto sobre las Grandes Fortunas decimos una evidencia: que su capacidad recaudatoria estará bastante por debajo de lo que se conseguía con el Impuesto sobre el Patrimonio en 2008. Quizás a los responsables de la Hacienda de Gipuzkoa no les guste que se diga esto. Pero es así. Y quizás no les guste porque, en su huída hacia no se sabe dónde, realizan declaraciones sobre ese Impuesto sobre las Grandes Fortunas que tienen por objeto trasladar la opinión de que estamos poco más o menos ante una revolución fiscal. No es así, estamos ante un cambio de nombre, mucha propaganda y poco más. Si toda la revolución fiscal no llega al nivel recaudatorio del Impuesto sobre el Patrimonio de 2008 (muy criticado por las fuerzas progresistas de este país) ELA no será aliado en esas propuestas.

La falta de argumentos se trata de cubrir con frases como «criticar a Bildu se ha convertido en deporte como correr por las mañanas», o que a las y los de ELA «aunque a algunos de mis amigos les parezca mucho suponer, inteligencia se les supone». Este tipo de comentarios descalifican a quienes los hacen. Y desde luego no ayudan al debate, aunque a algunos de sus amigos sí les hará gracia (¡qué pena!).

Pero, sin duda, el fondo del artículo va más allá de la fiscalidad. A falta de argumentos se trata de deslegitimar a quien critica. Es habitual desvirtuar el mensaje criticando al mensajero. La táctica es sencilla, se cuestiona la reputación del mensajero y se crea un silogismo falso: si el mensajero no es de fiar el mensaje no es de fiar. Y a ello se dedica el asesor. Si ELA critica a Bildu es porque tiene «intereses inconfesables». Es más, ELA «busca destruir al adversario». Según Esnaola ello solo puede ser «por un miedo terrible a los nuevos escenarios que se abren (contra todos vivíamos mejor) o un intento de favorecer a alguna otra fuerza política».

Triste y débil argumentario. No creemos que nadie en su sano juicio crea que ELA, con sus críticas y propuestas, pretende destruir a Bildu (ni cuando hemos criticado a otros era para destruirles, sino para plantear un cambio de las políticas). Tampoco parece razonable que a estas alturas de la película alguien informado pretenda sugerir que criticamos a Bildu para beneficiar a alguna otra fuerza política (quizás se refiera al PNV, o igual al PP o al PSOE, porque no dice a quién). ¿Cuando criticamos a otros es para beneficiar a Bildu?. Menuda esquizofrenia. Esos razonamientos son un intento de embarrar el debate, de no discutir el fondo del asunto, es decir, de no debatir qué políticas se tienen que llevar a cabo cuando se gobierna.

ELA es una organización sindical no subordinada a ninguna estrategia partidaria, lo que no quiere decir que no deseemos una dialéctica distinta con la política. Hay quienes no lo quieren aceptar.

Estamos en una situación de emergencia social. Es más urgente cada día un cambio radical de las políticas que se aplican. ELA viene demandando este cambio desde hace mucho tiempo. Y lo va a seguir haciendo en el futuro. Nunca hemos dicho que todos los partidos son iguales. No lo son. Lo que no vamos a hacer es dejar de reivindicar el cambio de las políticas porque en vez de un partido gobierne otro. Si alguien no lo entiende, tenemos un problema.

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