Apenas un mes después del impactante relato de golpes y amenazas que denunció la donostiarra Enara Rodríguez, hermana del preso Arkaitz Rodríguez, a manos de dos hombres que se identificaron como policías cuando regresaba de una visita de la cárcel de Logroño, Izaro Arruarte, hermana y pareja de los presos Gari Arruarte y Ugaitz Errazkin respectivamente, denunció ayer en Donostia el acoso y las amenazas que también sufrió por parte de dos hombres que mostraron sus placas y se identificaron como agentes de la Policía española.

Según el testimonio que ofreció ayer Arruarte arropada por Etxerat, los hechos se remontan al pasado 25 de octubre, cuando se encontraba de vacaciones en Tenerife. En una de las ocasiones en las que salió sola a correr, dos hombres que afirmaron ser policías le pararon en una zona poco transitada. «Ya desde el primer momento se dirigieron hacia mí por mi nombre. Me dijeron que tenían ganas de estar conmigo y que aprovechaban la oportunidad de que me encontraba sola», relató.

Tras mencionarle a su hermano Gari y a su pareja Ugaitz, insistieron que querían hablar con ella sobre la situación política actual de Euskal Herria porque «como familiar de presos mi opinión tenía mucha importancia». Arruarte, que les contestó que no tenía nada de lo que hablar con ellos, contó que recibió más amenazas: «Aseguraron que tenían motivos suficientes para detenerme y realizaron graves acusaciones. Me dijeron que mi madre ya tenía bastante con un hijo y un yerno en la cárcel, y me preguntaron si sería capaz de dejar que me metieran en prisión».

Ante la negativa de Arruarte a hablar, los dos hombres la citaron al día siguiente a la misma hora en el mismo lugar. Ella no acudió.

Desde Etxerat, Elías Miner y Nagore López de Luzuriaga, denunciaron que los familiares, además de sufrir la condena de sus allegados, sufren continuos cacheos y demás consecuencias que acarrea la dispersión. «La condición de ser un familiar es un motivo de acoso», criticaron.