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Zientzia | ESTHER REBATO, presidenta de la Asociación europea de antropología

«Los políticos deberían darse cuenta de que la ciencia también es una fuente económica»

Esther Rebato (Bilbo, 1957) doctora y profesora del Departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV-EHU, acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Europea de Antropología (EAA), con el reto, entre otros, de atraer a los jóvenes investigadores.

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Nerea GOTI | Bilbo

¿En qué consiste su trabajo como presidenta de la Asociación Europea de Antropología (EAA)?

Tengo la responsabilidad de promocionar la enseñanza y la investigación de la Antropología en todos sus campos y especialidades (Paleoantropología, Antropogenética, Biodemografía, Biología de Poblaciones, Ecología Humana, Paleopatología, Antropología Forense, por citar algunos), promover el inter- cambio de información, la movilidad de profesores y estudiantes, la celebración de encuentros científicos-escuelas de verano, workshops, congresos... La EAA está dirigida por un «Board» es decir, por un comité de diez miembros, en el que hay representantes de varios países (actualmente Gran Bretaña, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Hungría, Polonia, Grecia) con cargos diversos. Se trata de coordinar y dirigir a dicho comité y sus actuaciones en aspectos referidos a la Sociedad, web, publicaciones, regulaciones...

¿Qué retos se plantea al frente de esta asociación?

En principio que se mantenga «viva», que no es poco en los tiempos que corren, que los miembros se impliquen de forma más directa y propongan actividades, la captación de nuevos miembros, sobre todo entre los investigadores más jóvenes, y promover el contacto con otras asociaciones científicas principalmente del área específica de la Bioantropología (Antropología Física), pero también de la Antropología en general, para establecer trabajos conjuntos de investigación, docencia o formación especializada.

Si alguien pusiera millones de euros a disposición de la investigación en su campo, ¿cuál sería el ámbito de trabajo al que daría prioridad y por qué?

Lo dedicaría a dos grandes aspectos que «resumen» en parte el interés de la Antropología Física moderna: profundizar en la reconstrucción de nuestra historia evolutiva, y en los factores que nos han conformado como especie (Homo sapiens), tanto biológicos y genéticos como culturales, y analizar la diversidad de las poblaciones humanas actuales, en relación con la salud/enfermedad (susceptibilidad a enfermedades), y algunos aspectos adaptativos de los fenotipos humanos complejos, aquellos en los que interviene tanto la genética como el ambiente. Estos fenotipos son la expresión de un genotipo (conjunto de genes) en función de un ambiente determinado, y de su interacción; por ejemplo, la estatura o el peso son fenotipos complejos.

¿Qué aplicación tiene el estudio biogenético y antropológico de la prehistoria en nuestros días?

Muchos aspectos de nuestra salud están influidos por las variantes que contiene nuestro genoma, y dado que este es el producto de nuestra historia evolutiva, los estudios biogenéticos tienen una especial importancia en el diagnóstico, comprensión, prevención y posterior tratamiento de muchas enfermedades. Por ello, conocer las condiciones históricas y evolutivas de una población, puede proporcionarnos información sobre determinadas patologías y una base para su tratamiento médico.

En Euskal Herria, este campo de investigación ha tenido un desarrollo especial. ¿Es uno de nuestros fuertes?

Desde luego que sí. Ha habido grandes estudiosos de la antropología vasca, tanto de origen vasco (T. De Aranzadi, aita Barandiarán, J.Mª Barandiaran, primer catedrático de Antropología Física en la UPV/EHU) como de otros países (genetistas, bioantropólogos, historiadores, etc.), interesados por nuestra cultura, biología, lengua, orígenes, así como diversas sociedades que han apoyado estas investigaciones tanto desde el punto de vista de la Antropología Física, como de la Etnología, la Prehistoria, la Arqueología, etc. De hecho, la institucionalización de la Antropología dentro del área vasca nace con la fundación de la Sociedad de Estudios Vascos (Eusko Ikaskuntza) en 1918. Hay que mencionar también a la Sociedad de Ciencias Aranzadi e incluso a la Sociedad Española de Antropología Física, que también presido, en la que muchos miembros han realizado estudios sobre la población vasca.

Su investigación ha estado muy ligada a la nutrición, el crecimiento y la heredabilidad en patologías como la obesidad. ¿En qué se han traducido estas investigaciones?

Desde hace años, y basándome en las técnicas utilizadas para las investigaciones que realicé sobre las poblaciones vascas, comencé a analizar los fenotipos de las poblaciones en un marco más ecológico (interacción con el ambiente: por ejemplo con el medio socioeconómico, el medio rural o urbano, aspectos nutricionales y de actividad física, etc.) y también me he ido acercando a las bases genéticas de determinadas características, en particular aquellas que determinan el tamaño (por ejemplo, la estatura), la forma y la composición del cuerpo (como la cantidad de grasa, su distribución) y a partir de estos estudios he llegado al análisis bioantropológico de la obesidad común o alimentaria. Estas investigaciones son de tipo básico, y no de aplicación inmediata, aunque en el tema de la obesidad es casi más importante la prevención que el tratamiento, y nuestros estudios -como muchos otros- ponen de relieve que la forma de vida es determinante en su prevención y tratamiento. Pero el tema es sumamente complejo.

Ineludible la cuestión de los recortes en investigación. ¿Cómo estamos y qué perdemos?

Esto va a suponer un retraso, si no una parada de muchas investigaciones en todos los campos del conocimiento, un retroceso en los avances científicos que requieren del trabajo diario y de una financiación digna, y, como consecuencia, un empobrecimiento moral e intelectual de la sociedad, y desde luego, de su salud física y mental. No quiero generalizar, pero a veces da la impresión de que los políticos, en cuanto `pisan moqueta', se olvidan de que el progreso de un país se basa en la educación de sus ciudadanos. Deberían darse cuenta de que la ciencia también es una fuente económica, quizá no tan `inmediata' como los temas inmobiliarios u otros, pero es una fuente de ingresos y de bienestar y de libertad.

 

 

COMO presidenta

«Tengo la responsabilidad de promocionar la enseñanza y la investigación de la antropología en todos sus campos»

retos

«Entre los retos está conseguir una implicación más directa de los miembros de la asociación y la captación de nuevos miembros, entre los investigadores más jóvenes»

el resultado

«Conocer las condiciones históricas y evolutivas de una población puede proporcionarnos información sobre patologías y una base para su tratamiento»

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