Dicen que cuando la cabra empieza a dar leche, la da por todos lados. Algo parecido le está pasando estos días a UPN. Si Yolanda Barcina dice desde el estrado del Día del Partido que no va a convocar elecciones anticipadas, su antecesor, Miguel Sanz, aparece al día siguiente en la portada de un diario local diciendo que en seis u ocho meses habrá comicios. Luego Sanz dice que no sabía que estaba hablando con un medio de comunicación cuando dijo eso, pero el lío ya está montado. Carlos García Adanero tiene que decir que la opinión de Sanz es respetable, pero que es un mero militante de Corella y que la que tiene la decisión de convocar o no las elecciones es Barcina y que ya ha dicho que no. O sea, un lío. Y una imagen de división dentro del partido por mucho que se intente aparentar unidad.

Pero la guinda del pastel es el vídeo de la cabra de Jesús Pejenaute, el consejero al que Yolanda Barcina nombró a pesar de que conocía que cambiaba billetes de 500 euros por otros más pequeños sin cumplir las exigencia que establece la normativa (www.youtube.com/watch?v=p7tqB0hLubk&noredirect=1).

No parece muy edificante que un consejero de un Gobierno autonómico se dedique a hacer bolos con una cabra en las fiestas de su pueblo. Por mucho que haya que recaudar fondos para el churrero. Pero la situación empeora cuando ese consejero es responsable de Políticas Sociales y es el mismo que intentó convencernos de que traer la salida de la Vuelta a España a Iruñea fue un negocio redondo, usando un par de power points. Realmente, parece más negocio el de la cabra, teniendo en cuenta del tamaño del sombrero para recoger el dinero. Y todo ello con un «espectáculo» en el que se denigra a los animales.

Más allá de los chascarrillos que pueda despertar la actuación de Pejenaute en un vídeo que evidentemente es viejo, sí que es una muestra de la descomposición de un partido que ha sustentado un sistema político basado en la exclusión de una buena parte de la sociedad para defender intereses clientelares y caciquiles. Les llegó a funcionar cuando la vaca (o la cabra) daba leche. Pero ahora resulta caricaturesco y grotesco.