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Ana malón Irurita | compañía de las 3RS (reducir, reutilizar, reciclar)

El largo viaje de los biorresiduos en Navarra

Es una responsabilidad de toda la sociedad avanzar en la solución (económica, ecológica y social) del problema de las basuras. El panorama actual sobre los residuos urbanos en Navarra es desolador. En torno al 67% del total de estos residuos se deposita en vertederos (fuente: Plan Integrado de Gestión de Residuos en Navarra), ¡el mismo porcentaje que en Austria y Alemania se recicla!.

Un factor clave para que podamos solucionar casi la mitad del problema de las basuras es la recogida selectiva y el tratamiento adecuado de la materia orgánica biodegradable (o biorresiduos)

En Navarra únicamente existe una recogida selectiva de materia orgánica en Tierra Estella. La Mancomunidad Montejurra se adelantó en muchos años a la normativa actual residuos, y hoy sólo tiene pendiente la mejora de la calidad del compost producido. En el resto de Navarra la materia orgánica va a parar a vertederos, sin ningún tratamiento previo, como es el triste y grave problema de la Comarca de Pamplona y, en muchas ocasiones, mediante un largo, costoso y absurdo viaje. Actualmente se trasladan, mediante plantas de transferencia, los residuos orgánicos de Baztan, Bortziriak y Malerreka hasta Pamplona, y los de Sakana, Alto Araxes, Bidausi, Sangüesa y los valles pirenaicos ¡hasta Tudela!, lo que resulta insostenible medioambientalmente.

El compostaje individual y comunitario: los biorresiduos que no se mezclan ni se desplazan no son «basura», pueden convertirse en nuevos recursos, y se evitan gastos de transporte y contaminación. Por eso, el mejor tratamiento es el compostaje individual y comunitario. Las Mancomunidades que más actuaciones están desarrollando en este sentido son las de Valdizarbe, la Comarca de Pamplona, Bortziriak y Sakana. En la Mancomunidad de Pamplona, por ejemplo, realizan compostaje en su propio domicilio unas 1.440 familias, lo que ha supuesto que en 2011 se haya reducido la recogida de residuos en 1.104 toneladas.

Cuentan con compostadores comunitarios los municipios de Egüés, Labiano, Subiza, Olaz-Subiza, Oteiza, Arazuri, Aizaroz, Echauri... El mayor potencial para su desarrollo está en todos los pueblos periféricos de los circuitos de recogida de las Mancomunidades. Y acaban de empezar los primeros de carácter urbano, como los de Sarriguren y Noain. En este último el compostaje comunitario (instalado junto al Parque de los Sentidos) se complementa con un gallinero: las personas aportan los restos de comida, y las gallinas se alimentan de estos restos, los voltean, airean y transforman en compost. Además de aprovechar dicho compost los ciudadanos ¡se reparten periódicamente los huevos que ponen las gallinas!.

Recogida selectiva (puerta a puerta y 5º contenedor): en el panorama actual de Navarra el programa más ambicioso de recogida selectiva a gran escala de la materia orgánica biodegradable es el de la Mancomunidad de Sakana. Pretende alcanzar al 100% de la población con unos resultados esperables de gran pureza de dicha materia orgánica. La recogida selectiva «puerta a puerta» que ha elegido esta Mancomunidad se basa en asignar un día semanal de recogida para cada fracción no compostable (envases, cartón-papel, vidrio y resto), y tres días alternos para la biodegradable. Supone que los ciudadanos se tienen que adaptar a un calendario pero, como aspecto realmente positivo, es un sistema que consigue un excelente resultado tanto en cantidad como en calidad (porcentaje de pureza superior al 90%) de los biorresiduos y las otras fracciones. Con ello se ponen las bases, siempre que se aplique después un tratamiento adecuado, para conseguir un compost de altísima calidad, que tiene una salida fácil como abono orgánico.

En España «el puerta a puerta» se introdujo hace 12 años, y cuenta con una amplia implantación en Cataluña, Baleares y Gipuzkoa, con municipios y tipologías urbanas variadas (por cierto, también son muy variados los partidos políticos que desde los gobiernos autonómicos y locales lo han aplicado). Por ejemplo, en Italia hay 1.800 municipios (¡más de 18 millones de habitantes!) que tienen recogida selectiva de la fracción orgánica, de los cuales aproximadamente el 70% de ellos lo hacen con el sistema puerta a puerta. Y existe en grandes ciudades como Turín, San Francisco, Monza, Viena, Munich, Palermo, Aarhus y Taiwan.

En la página web www.portaaporta.cat se difunde el «Manual de recogida selectiva puerta a puerta» aplicado en Cataluña (lo recomendamos encarecidamente a políticos navarros que hablan sin saber del tema, especialmente a algún dirigente que, de forma desafortunada y simplista, asevera que el sistema «atenta contra la intimidad» de las personas).

Es importante que se apoye, particularmente desde la Administración, estas (u otras) iniciativas de recogida selectiva, y que en Navarra puedan existir otras opciones. Una de ellas plantea la recogida de biorresiduos en un nuevo contenedor. Hay variantes, cuya diferencia radica en que este 5º contenedor sea accesible a toda la población o sólo a los ciudadanos más concienciados (por ejemplo, mediante un contenedor con llave o tarjeta). Un 5º contenedor para materia orgánica es fácil de usar aunque la calidad y, sobre todo, la cantidad que se recoge es significativamente menor que en el «puerta a puerta» (según datos de otras Comunidades Autónomas).

La coexistencia en Navarra de varios modelos de recogida selectiva (las nombradas y otras) servirá para poder comparar la cantidad y la calidad de la materia orgánica obtenida, y su coste. Y estas iniciativas tienen que medirse con los criterios que marca el Plan Integrado de Gestión de Residuos, que ponen el acento en recuperar al menos el 50% del total de la materia orgánica, y con menos del 10% de impropios.

Los impuestos y las basuras: para incentivar la recogida selectiva y el compostaje, para avanzar hacia una gestión más sostenible, la Administración debe servirse de incentivos económicos. Los impuestos a los residuos municipales que van a vertederos, y en menor medida a incineración, están ampliamente extendidos en la Unión Europea. Entre las comunidades autónomas, Cataluña ya lo está aplicando, y los fondos generados se utilizan a mejorar la recogida selectiva y el tratamiento de la materia orgánica biodegradable.

En Navarra hay que empezar a redactar estas medidas. El Consorcio de Residuos debe replantearse en este sentido su relación económica con las Mancomunidades. Y también se debe reducir ya la tasa de basuras a los ciudadanos que participan en los programas de compostaje doméstico (como ha empezado a hacer la Mancomunidad de Valdizarbe) y comunitario.

El tratamiento de la materia orgánica: de forma simultánea a la recogida selectiva hay que definir y poner medios eficaces para el tratamiento. No es aceptable obtener una materia orgánica de gran pureza y tener que desplazarlos luego a lejanas plantas de compostaje, con el alto coste energético y ambiental que supone, o que se mezclen finalmente con otros biorresiduos de menor calidad.

Es hora de aplicar el criterio de cercanía en el tratamiento de la materia orgánica, de disminución de las emisiones de CO2, creando pequeñas instalaciones para compostaje de titularidad pública, con participación y control de la ciudadanía. Y sin disponer todavía de instalaciones propias se puede realizar un compostaje inicial (pretratamiento) de los biorresiduos en eras, y así transportar a plantas existentes (para el afino) sólo la mitad del peso (en el compostaje se evapora agua y CO2).

Las ideas y las experiencias por toda Europa ya existen. Sólo falta que en Navarra las pongamos en práctica (y recuperemos el referente que fuimos). A través del reciclaje se abre un escenario de grandes oportunidades económicas y de creación de empleo. Puede ser el principio de un cambio social y un paso hacia un futuro más sostenible y menos contaminante.

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