SORTEO DE LA COPA DE LAS CONFEDERACIONES
Difícil para el anfitrión y asequible al campeón mundial
EFE | SAO PAULO
La Copa de las Confederaciones que se disputará en Brasil del 15 al 30 de junio del año próximo deparó un camino duro para el anfitrión, que tendrá que jugar contra Italia, México y Japón, mientras que España, campeón mundial, tuvo más suerte al tener por delante a Uruguay, Tahití y el campeón africano, según el sorteo efectuado ayer.
Brasil, cabeza del Grupo A, jugará el partido inaugural contra Japón el 15 de junio en el estadio Nacional de Brasilia, la capital del país. La canarinha afrontará su segundo partido cuatro días después contra México en el estadio Castelão de Fortaleza, en la costa norte del país, y podría jugarse la clasificación ante Italia en Salvador, capital del estado de Bahía, el sábado 22.
Antes de jugar con Brasil, México tendrá un debut no menos complicado ante Italia, el 16 en Río de Janeiro, y cerrará contra Japón el 22 en Belo Horizonte.
España debutará el sábado 16 contra Uruguay, el rival más duro de antemano, en el estadio Arena Pernambuco de Recife, capital del estado de Pernambuco. Después, viajará a Río para enfrentarse a Tahití, el campeón de Oceanía, el jueves 20 en el estadio Maracaná y cerrará la primera fase el domingo 23 en Fortaleza contra el campeón de la Copa Africana, que se conocerá el próximo 10 de febrero, fecha de la final del torneo.
Uruguay jugará su segundo partido contra el campeón africano en Belo Horizonte y concluirá el Grupo B ante Tahití en la ciudad de Recife.
Los dos mejores de cada grupo se cruzarán en las semifinales, que se jugarán en Belo Horizonte y Fortaleza, de las que saldrán los finalistas, que se darán cita en el Maracaná el 30 de junio. El sorteo se celebró en el centro de convenciones Anhembí de Sao Paulo, en una ceremonia inaugurada por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que destacó que el torneo reunirá a «doce estrellas» correspondientes a cuatro equipos que acumulan doce Mundiales.
Resultados y organización
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aseguró que su país, además de hacer un buen papel dentro del campo, tiene la «obligación» de realizar una buena organización. Rousseff aplaudió al seleccionador nacional, Luiz Felipe Scolari, y al coordinador de la selección, Carlos Alberto Perreira, campeones del mundo en 2002 y 1994, respectivamente, y recién contratados para sus nuevos cargos.
A continuación, el mundialista Cafú presentó el balón del torneo, que tiene detalles en verde y amarillo, los colores de la bandera brasileña. La bola fue bautizada bajo el nombre de "Cafusa", palabra que mezcla «carnaval, fútbol y samba» y que alude al propio Cafú.
Scolari desechó la etiqueta del «grupo de la muerte» y celebró poder enfrentarse a rivales «que pongan en jaque» a Brasil, lo que le servirá para calibrar el equipo y ganar en competitividad. Perreira, por su parte, cree que tienen que «encarar la competición con seriedad».
Ambos entrenadores quieren recuperar el clima de unión con el aficionado, y que la pentacampeona del mundo vuelva a emocionar con su fútbol.
La anécdota
En el sorteo, el secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, se confundió con las bolas, anunció inicialmente que Uruguay era la tercera de grupo y después corrigió su posición a segunda de grupo, tras unos pocos minutos de incertidumbre.