Inglaterra dio la gran sorpresa del cierre de los test-matches, al ganar ayer por 38-21 a Nueva Zelanda en Twickenham. Los neozelandeses, campeones del mundo, no habían perdido desde agosto de 2011, contra Australia, y llevaban 20 partidos disputados con un balance de 19 victorias y un empate. Su última derrota en una gira de test-matches por el hemisferio norte se remonta a 2002. Australia sufrió para imponerse justo al final por 14-12 en su visita a Gales en Cardiff.