
Alberto Pradilla Periodista
�Qu� hacemos aqu�?
Antes de salir hacia Gaza, el periodista Unai Aranzadi me expon�a su certeza de que �hace mucho tiempo� que los informadores no aportamos nada (en clave de soluci�n justa) al conflicto palestino. Le doy la raz�n. Cuando visitas a la familia Al Dalo y, frente a los escombros de su domicilio, donde 12 personas fueron asesinadas por un F-16 israel�, sus vecinos conf�an en que su relato permita �abrir los ojos al mundo�, uno se pregunta. ��Para qu� estamos aqu�?�
No es una pregunta ret�rica ni la reflexi�n del compa�ero se reduc�a a los periodistas. Tras tantos a�os de Nakba, refugiados, resoluciones de la ONU, intifadas, asesinatos selectivos y todo lo dem�s, se me cae el alma a los pies pensando que la respuesta correcta ser�a: �Lo saben. Todos ellos. No hacen nada porque no les interesa y no les da la gana�.
En una de esas conversaciones frente al enorme cr�ter me habr�a gustado decirles que el drama en los territorios ocupados palestinos no es de falta de informaci�n ni de crisis humanitaria que no haya podido evitarse. Que quien deber�a de saberlo, lo tiene claro hace mucho tiempo. Que lo reconocen en voz baja mientras saludan efusivamente al que pulsa el bot�n rojo. Que la misma comunidad internacional que no mueve un dedo para frenar a Israel ofrece miguitas a los palestinos con la �nica promesa de convertirles en v�ctimas mansas, que se dejen morir sin hacer mucho ruido o que se larguen sin protestar. Que a m� mismo me leer�n personas que, como yo y como ellos y hasta como los que aprietan el gatillo, saben lo que sucede aqu�. Que me da verguenza y rabia tener la sospecha de que no cambiar� nada. Pens� en responder con estas obviedades que ellos conocen mejor que nadie, pero opt� por quedarme callado.
Los territorios ocupados de Palestina son el centro un hip�crita �d�j� vu� donde todo el mundo juega su papel. Estados, cooperaci�n, prensa. Cuando un problema es pol�tico no puede solucionarse con anestesia. Cuando hay un d�bil y un poderoso, es c�nico presentarlos como iguales.
��Qu� co�o hacemos aqu�?�, vuelvo a preguntarme. Y entonces me encuentro con Raji Sourani, defensor de los derechos humanos y su car�cter �romantic-revolutionary�. Y me aferro a la dignidad de los palestinos y de todos los que luchan, en cualquiera de sus formas. A pesar de todo, recuerdo lo que dijo Nelson Mandela: �todo es imposible hasta que se logra�.