Whit Stillman lo tiene todo para ser odiado por la mayoría, pero como cineasta minoritario se merece la admiración de quienes saben apreciar a un buen ilustrador del universo pijo más freak. «Damiselas en apuros» es otro clásico del cine indie, que incluso supera viejos precedentes del autor de «Metropolitan», «Barcelona» y «The Last Days of Disco».

«Damiselas en apuros» es de largo la comedia universitaria más rara y atípica jamás filmada, por encima de «Academia Rushmore» de Wes Anderson, que ya es decir. Un crítico llegó a afirmar que es como cruzar las novelas de Jane Austen con «Desmadre a la americana». No es una mala descripción para una obra que pretende ser lo más opuesto a la comedia estudiantil gamberra y machista. El protagonismo corresponde a las chicas, que se muestran mucho más inteligentes y propensas al humor intelectual de gusto exquisito.

La musa del cine independiente Greta Gerwig lidera un grupo feminista consagrado a la erradicación del suicidio en el campus. El fracaso académico y los desengaños amorosos, unidos a la inmadurez propia de los chicos, crean un caldo de cultivo para la depresión autodestructiva. Su forma de combatir el fenómeno es la información, a base de prestar ayuda a los jóvenes desorientados y con problemas de autoestima. A modo de terapia musical utilizan las clases de tap dancing, lo que da lugar a un homenaje al género coreográfico representado por Fred Astaire y la película de George Stevens «Señorita en desgracia». De ahí sale el título, junto con unos números finales que no tienen desperdicio, y donde la protagonista presenta la creación de un baile llamado «sambola». No faltan tampoco los guiños a la nouvelle vague, con mención especial para la obra maestra de Truffaut «Besos robados». Una delicia para cinéfilos refinados.