Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Haberla, hayla
No hay derecho a que «O Apostolo» se haya convertido en una película fantasma, destinada a engrosar eso que se ha dado en llamar el cine invisible. En las salas comerciales de Euskal Herria sigue sin verse, pero no dudamos de su existencia, porque, al igual que se dice de las meigas: haberla, hayla.
Ya sé que las comparaciones son odiosas, tendenciosas, y todo lo que se quiera, pero esta vez viene muy a cuento establecer un agravio comparativo entre «Lo imposible» y la película gallega de animación. Una migaja de la sobresaturada promoción con que ha contado la taquillera realización de Jota Bayona habría salvado a «O Apostolo» del absoluto e injusto silencio al que se ha visto relegada en los medios.
Lo digo, después de haber acabado harto de que todo el mundo me viniera comentando el espectacular «cómo se hizo» de «Lo imposible». Que sí, que no niego que dicho rodaje tenga su mérito y su coste, pero es que la producción de «O Apostolo» ha sido mucho más laboriosa y se han invertido en ella muchas más horas, días, meses y años. Por algo está animada fotograma a fotograma, con muñecos de plastilina que recrean a los actores que doblan los personajes, y que se mueven en decorados góticos hechos a escala.
El trabajo artesanal, tanto en el cine como en otras disciplinas creativas, merece tener una mayor recompensa. «O Apostolo» es una joya que no tiene valor, si bien se ha llevado un presupuesto de más de cinco millones de euros, que ya jamás podrá recuperar. La mala distribución tendría que ser compensada con un rescate cultural de emergencia.