Al menos 54 personas murieron ayer y otras 60.000 se encontraban en centros de acogida por las inundaciones y los deslizamientos de tierra que está causando el tifón Bopha en Mindanao, en el sur de Filipinas. El gobernador del Valle de Compostela, Arturo Uy, no descartó la posibilidad de que la lista de muertos en su territorio aumente. El presidente, Benigno Aquino, advirtió por la cadena estatal de que su «potencial destructivo no es cosa de risa. Se espera que sea el más fuerte en golpear a nuestro país este año».