En el extremo de Gipuzkoa, hacia el oriente, entre Pasai Donibane y Hondarribia se sitúa la alargada cadena del monte Jaizkibel que, a pesar de estar muy humanizado, conserva uno de los espacios mas valorados en los litorales europeos. Desde el mar, la cordillera se eleva hasta los 500 mts., formando un apreciado cordal cimero por donde se desarrolla una valorada travesía de montaña, uniendo las dos localidades y a través de diferentes rutas.

En la vertiente S destaca la explotación maderera de coníferas. Observándola detenidamente, en la altura de su cima, coronada por abundantes antenas, se divisa un empinado corredor cortafuegos. Es el espolón central, muro directo hasta la cumbre, vía de ascensión que, salvo cazadores, casi nadie utiliza. Es por tanto una ruta inédita, que se completará con un itinerario que conjuga un hermoso recorrido de alto valor paisajístico, deportivo, de disfrute y panorámico de mar y montaña.

La propuesta nace en el alto de Gaintxurizketa, adonde llegará el mendizale en el Euskotren Donostia-Hendaia, una salida en que se usarán los medios de transporte públicos. Las antenas a la dcha indican la dirección a tomar, para que los excursionistas se coloquen al pie.

Se cruzan las vías del tren «Topo» y de la Renfe (que no tiene estación) y se sigue una estrecha carretera entre caseríos que confluye en la carretera local de Lezo. Atravesándola se continúa hacia la montaña por otra pista con indicación «Jatetxe Elortegi» que, sin posibilidad de titubeo, asciende resueltamente en busca de la utilizada y arenosa pista que a pie de monte une Guadalupe con Lezo o Donibane, y por donde discurre el camino de Santiago con marcas y flechas amarillas.

Siguiéndolas a la dcha, hacia Txingudi, el montañero se situaría en el punto apropiado. Pero desde Mendia sugerimos la ruta más rápida y más natural. Desde la pista de Santiago nace otra, a la izda en ascenso, que en breves compases se topa con otra a más altura y pone al deportista en la buena dirección. Está recuperada y se asemeja más a un camino carretil, alfombrado y verde. Continuará a la dcha, y en suave subida se colocará, allí donde termina, justo bajo la cima, en el muro inicial.

Aquí iniciará el empinado sendero, paralelo a una alambrada. Siguiendo la línea de los puestos de caza ganará metros rápidamente, no sin esfuerzo. Es una ascensión exigente, sin descanso, disfrutando de una panorámica donde destaca la bahía de Txingudi, Irún y Hendaia. El senderista superará el «paso Gaiztoa», fácil pero que exige ayudarse con las manos, y los últimos metros le situarán en la cresta, junto a las primeras antenas, en las cercanías de un antiguo mirador. La cima queda a pocos minutos, a la dcha, y se reconoce por las murallas del fuerte de San Enrique, que albergan en su interior un vértice geodésico y el buzón montañero Allerru. Tras el merecido descanso, contemplando la dilatada orografía, destacando el océano y el litoral desde Matxitxako hasta Las Landas, se reanudará la travesía, al W, hacia Pasai Donibane. Volverá a superar el complejo de antenas y tomará la preciosa senda cimera, por el lomo de la montaña -ruta de los torreones-, por donde discurre el Talaia bidea y la vuelta a Gipuzkoa, con paneles, marcas y señaléticas. El montañero llegará hasta el primer torreón y perderá altura hacia la carretera y Cantina Elena. Seguirá la traza del Talaia hasta colocarse bajo la ignorada cima de Mitxitxola, una herbosa colina, que merece el suave esfuerzo para pisar su atalaya. Y para finalizar queda el espectacular último tramo, la magnífica senda balcón, antaño algo aérea, y hoy mejorada con escalones naturales y pasamanos. Bajo la afilada cresta de gallo (Bancha del Este o Araundi Aundi) se alcanzará el mirador del semáforo Talaia sobre la bocana de fiordo de Pasaia y frente a los espectaculares acantilados de Ulia. Solo queda perder altura por la pista y completar el precioso paseo de la bahía hasta el embarcadero, donde la tradicional barca nos trasportará a San Pedro para tomar el Lurrraldebus hasta la capital Donostia.