Análisis | ampliación de capital en caja sur
Kutxabank: 200 millones
La ampliación de capital en 200 millones en Caja Sur es cuestionada por los autores de este análisis, a la vez que entienden que Kutxabank no es una entidad que pueda decidir sus objetivos sin tener en cuenta los intereses generales de su «territorio natural» Deberíamos tener en cuenta que el fondo para la financiación empresarial a constituir va a necesitar ahora 200 millones de euros más, puesto que nuestras pymes van a disponer de 200 millones menos
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Según informan distintos medios de comunicación, y hemos contrastado en Caja Sur , Kutxabank ha procedido esta semana a efectuar una ampliación de capital en dicha entidad filial por un importe de 200 millones.
Los comentarios inciden en que el objetivo de esta operación es mejorar la salud financiera de Caja Sur. No queda del todo clara la relación entre esta ampliación de capital y los 150 millones de euros aportados en junio de este año en concepto de adquisición de participaciones preferentes de Caja Sur por parte de Kutxabank.
De cualquier forma, a la espera de que se aclare este punto, sí queda patente el esfuerzo de inversión de riesgo de, al menos, 200 millones, realizado durante estos meses por Kutxabank.
Por supuesto, nada tenemos en contra de relaciones de solidaridad interterritoriales, pero mucho nos tememos que este tipo de aportaciones tienen poco de solidarias y sí mucho de intentar simplemente dar cobertura a las difíciles de explicar estrategias de Kutxabank de estos últimos dos años.
Kutxabank no es una entidad que pueda decidir sus objetivos sin tener en cuenta los intereses generales de su «territorio natural» (expresión de la Comisión Europea en relación con el conjunto de las cajas). O, por lo menos, ni lo ha sido hasta ahora ni parece que tendría sentido que lo fuera.
Que, a la hora de realizar inversiones de riesgo, Kutxabank esté tan fácilmente dispuesta a invertir estas enormes cantidades de dinero en inversiones fuera del territorio en lugar de en nuestras pequeñas y medianas empresas es revelador de la falta de sentido de la actual estrategia de esta entidad y del grave peligro que la misma supone para el presente y el futuro de nuestra economía.
200 millones podrían haber sido, como referencia, 2.000 inversiones a largo plazo que hubieran apalancado decisivamente la viabilidad económica de 2.000 pymes vascas. Nada más y nada menos.
En este contexto, no tiene fácil explicación que se acuda de forma repetida a argumentos relacionados con el entorno económico, la crisis financiera, los requisitos de solvencia, etc., para justificar que Kutxabank no tenga una mayor implicación en la resolución del gravísimo problema de falta de acceso al crédito que padecen muchas de nuestras pymes.
Desde otro punto de vista, este tipo de operaciones plantean dudas muy serias sobre cuál es la mentalidad y cuáles son las prioridades estratégicas del actual equipo directivo de Kutxabank. Especialmente, en la medida en que su primer objetivo parecía ser -al menos hasta ahora- «un gran banco», poner todo su esfuerzo en crecer en el mercado financiero a través de operaciones estratégicas.
Los directivos de Kutxabank han venido aludiendo a «la necesidad de permanecer muy atentos para aprovechar las oportunidades de inversión». Los que escuchábamos estas expresiones pensábamos -con cierta ingenuidad- que probablemente se referían a la búsqueda de oportunidades de financiación de proyectos en nuestro tejido económico, en nuestras pymes y en nuestros autónomos. Fundamentalmente, porque se supone que ésa y no otra es la finalidad de nuestras cajas de ahorros y del propio Kutxabank. Y, sin embargo, enseguida nos encontramos con la sorpresa difícil de entender de que estos ejecutivos estaban en realidad pensando en buscar oportunidades de inversión... «comprando bancos en otros territorios». Nuestra perplejidad fue dando paso progresivamente a la preocupación y a una alarma que ha venido lamentablemente confirmándose con el tiempo.
El desvío que todo esto supone con respecto a los objetivos de nuestras cajas y con respecto a las necesidades de nuestra economía es de una magnitud difícil de exagerar.
La adquisición de Caja Sur, como ha quedado claro repetidamente, ha deteriorado sensiblemente la estabilidad financiera -y, sobre todo, la coherencia estratégica- de Kutxabank. Ante la constatación de esta realidad, lo lógico sería pensar en analizar cuanto antes qué posibilidades existen para desinvertir en Caja Sur. En concreto, en localizar una entidad bancaria de cierta dimensión para la que la actividad de Caja Sur sea complementaria o de interés estratégico y no un problema estratégico como es para Kutxabank.
Sin embargo, mucho nos tememos que las actuaciones de Kutxabank estén avanzando en la dirección contraria. Continuar incrementando riesgos en Caja Sur con tal de que no se evidencie la dimensión del error estratégico cometido.
Hasta hace apenas seis meses, todavía Kutxabank mantenía su voluntad de llevar adelante adquisiciones de otros bancos de dimensión aún mucho mayor que Caja Sur. Gracias a Dios, no consiguieron su objetivo, porque cualquiera de esas operaciones hubiera supuesto el derribo de nuestro sistema financiero y, con él, de nuestra economía.
Hay que recordar que, ante la gravedad del problema financiero que padecen nuestras pymes y nuestros autónomos, casi todos los partidos políticos vascos presentaron, durante la reciente campaña electoral, propuestas de constitución de un fondo de inversión que, con unas u otras características diferenciales, contribuyera a resolver el gravísimo problema de financiación.
Desde nuestro punto de vista, quizás no es ésta la perspectiva correcta para abordar este problema, al menos en primera instancia. La constitución de este tipo de fondos es necesaria en la medida en que el sistema financiero no es capaz por sí mismo de realizar esta función. Y esto es más que dudoso en el caso vasco, donde el limitado nivel de sobreendeudamiento y la salud global del sistema financiero parecen permitir niveles de compromiso con el tejido económico sensiblemente superiores a los de otros territorios. Y es cuestionable, sobre todo, en el caso de Kutxabank, que -al parecer- dispone de importantísimos recursos excedentes para invertirlos en operaciones de riesgo en Caja Sur -y, por lo visto, también en la adquisición de otras entidades bancarias-.
Desde otro punto de vista, el mensaje hacia el nuevo Gobierno vasco parece también claro: deberíamos tener en cuenta que el fondo para la financiación empresarial a constituir va a necesitar ahora 200 millones de euros más, puesto que nuestras pymes van a disponer de 200 millones menos.
En este sentido, no estaría de más que Kutxabank aclarase si los 150 millones aportados en junio deben sumarse o no a estos 200 millones. De esta forma el Gobierno vasco podría calcular si el fondo a constituir con los impuestos de nuestros ciudadanos debe ahora incrementarse en 200 ó en 350 millones. Dadas las dificultades de ajuste presupuestario de nuestras instituciones, no parece un tema de menor importancia.