crisis política en el egipto post-mubarak | CRÓNICA: LA OPINIÓN DE LOS COPTOS
El «no» de la minoría contra la que se agita el sectarismo
Agitar el sectarismo siempre ha sido un recurso para desviar la atención. Los coptos, minoría cristiana en Egipto, ya lo han padecido. En el ámbito político, desconfían de los Hermanos Musulmanes y se oponen a la Constitución. Sin embargo, creen en un entendimiento entre todas las confesiones.
«No tenemos miedo. Creemos en Jesús y él está de nuestro lado». Una de las mujeres que vigila el acceso a la catedral copta de San Marcos, en el distrito de Abbassia, en El Cairo, asegura que se han producido ataques pero que no temen por su seguridad. Sin embargo, para llegar al templo, el principal centro de culto de la Iglesia copta ortodoxa y que acoge la sede del papa Tawadros II, es necesario pasar por un detector de metales y que todas las bolsas sean revisadas. «¿Eres cristiano?», preguntan antes de poner un pie en la amplia explanada que recibe a los fieles. Tras el chequeo completo, la joven insiste: «tomamos precauciones porque se han producido ataques». Prefiere no dar su nombre. «Ahora tenemos más libertad, es cierto. Sin embargo, con (Hosni) Mubarak nos sentíamos más seguros», explica el padre Mathaa, un sacerdote que apenas lleva seis meses con los hábitos.
Con cerca de 15 millones de fieles, más del 10% de la población, la minoría copta (que se divide, a su vez, entre católicos, protestantes y ortodoxos, que son los más numerosos), constituye la principal rama religiosa no islámica del país norteafricano. La llegada al poder de los Hermanos Musulmanes no les satisface, aunque, como Mathaa, intentan diferenciar en todo momento a la cofradía de quienes profesan la fe islámica. «Nuestra relación con la mayoría es muy buena. Nos tratamos con respeto». Sin embargo, el sectarismo siempre ha sido agitado como medio para desviar la atención y buscar enfrentamientos con el objetivo de desplegar una cortina de humo. Ya ocurrió en octubre de 2011 cuando, en pleno gobierno de la Junta Militar, los conocidos como «baltaguiya» (matones) y las fuerzas de seguridad cargaron duramente contra una marcha de cristianos y musulmanes que reclamaba más protección para las iglesias. Un total de 25 personas fueron asesinadas. El funeral se celebró, precisamente, en esta catedral.
«Durante toda la historia se han producido ataques. También en tiempos de Mubarak. Ahora, esos sucesos se repiten», afirma Mathaa, que no ve con buenos ojos al actual presidente. Tampoco lo hacía antes de que fuese investido. En las presidenciales de junio, los coptos votaron masivamente a Ahmed Shafik, contrincate de Mohamed Mursi y exprimer ministro con Mubarak. Todo con tal de no apoyar al candidato de la cofradía islámica. «Nos hizo muchas promesas, pero no ha cumplido nada. Como egipcios tenemos derecho a la libertad. Como coptos, también tenemos nuestras propias demandas», afirma. Entre ellas, poder construir libremente iglesias, «rezar de forma libre» y no verse obligados a «acatar las leyes del islam». Para explicar este último punto, el sacerdote pone un ejemplo paradójico: «el Islam acepta el divorcio pero nosotros no; no debemos estar sometidos a sus normas».
Ahora, con el país en ebullición, los coptos son visibles en las manifestaciones opositoras. En Egipto no solo las mezquitas dictan la acción política de sus feligreses. Como señala Mathaa, los seguidores de la cruz se opondrán en bloque a la Constitución que se vota el sábado. «Si es que la consulta tiene lugar finalmente», matiza. También es cierto que se le ha puesto en el punto de mira. Uno de los grandes argumentos utilizados por los Hermanos Musulmanes para desprestigiar las protestas ha sido que «el 70% de los manifestantes era cristiano».
Según explica el sacerdote, hasta la llegada de Morsi al palacio presidencial, cristianos y musulmanes participaban en encuentros intercomunitarios. Ya no se celebran aunque espera que se retomen en el futuro. «Necesitamos algo mejor que la Constitución que quieren votar», afirma. Aunque también reconoce que «la decisión final está en manos de la mayoría».
Mohamed Morsi ha firmado un decreto por el cual permitirá al Ejército practicar detenciones de civiles hasta el próximo sábado, cuando tenga lugar el referéndum de la Constitución.