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Mugaritz plantea una normativa que proteja a los pequeños productores

En pocas horas, el manifiesto colgado en la página web del restaurante Mugaritz recibió ayer cerca de 400 firmas de apoyo; adhesiones entre las que figuran nombres tan conocidos como Juan Mari Arzak y Ferrán Adriá. El restaurante de Aduriz respondía a la polémica surgida ante el expediente abierto por servir foie del caserío Momotegi, a raíz de una denuncia de Igualdad Animal. El manifiesto plantea la necesidad de apoyar a los pequeños productores.

A.E. | DONOSTIA

Bajo el título de «Una sanción, una oportunidad», Mugaritz salía ayer al paso de la polémica surgida en torno al expediente sancionador que ha abierto el departamento de Sanidad del Gobierno de Gasteiz, a raíz de la denuncia presentada por Igualdad Animal, por servir foie confeccionado en el caserío Momotegi de Oiartzun. El expediente se refiere a una «presunta infracción leve» por comprar el foie gras a «un establecimiento que no tenía autorización» para comercializarlo y, según Sanidad, el restaurante podría enfrentarse a una multa de un máximo de 3.000 euros. La cuestión es que la noticia ha tenido gran repercusión y el cocinero vasco se ha sentido víctima de «unas cuantas infamias, verdades desfiguradas, pequeñas mentiras y sutiles amenazas».

Ante lo sucedido, que ha provocado apunta Aduriz «una avalancha de muestras de apoyo, gestos de complicidad y solicitudes de implicación», ha aprovechado para reflexionar en torno a la regulación del sector, a través de un manifiesto de cuatro puntos colgado en su página web, en el que se apoya a Mugaritz y se critican también los «métodos coercitivos» utilizados por Igualdad Animal. Por cierto, que en la página web de esta asociación ayer estaba colgada una supuesta conversación telefónica entre la propietaria del caserío, Olga Posse, y un inspector de la asociación, donde la productora da el nombre de otros de sus clientes.

Este manifiesto, que será trasladado a las instituciones para abrir «un debate sincero y profundo en torno al amparo y situación de los pequeños productores», demanda una «normativa que ampare y proteja al pequeño productor artesano (como ocurre en otros países). Que regule su forma de producir observando la excelencia como uno de sus objetivos». Una normativa que, añade, «contemple tanto los aspectos higiénicos-sanitarios como aquellos que sepan preservar el saber hacer tradicional, salud, respeto a los animales así como aspectos de orden medioambiental, cultural y social».

Tras apuntar que el compromiso de los firmantes y de Mugaritz es «con la calidad y el buen hacer de los pequeños productores y apostamos por la defensa de un modelo que entiende la alimentación como una expresión de la cultura», se denuncian «los métodos coercitivos y de presión que organizaciones animalistas utilizan como medio para lograr sus metas. Los objetivos e ideas, por lícitos que sean, no pueden sustentarse en una campaña de imposición basada en el descrédito, la manipulación de imágenes que deforma la realidad y se resguarda tras el anonimato de unas siglas que utilizan métodos que bordean el delito. Nos parece inaceptable, inmoral e injusto».

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