El vicepresidente de Siria, Faruk al-Chaara, admite que ni las fuerzas del régimen de Bashar al-Assad ni los rebeldes tienen la capacidad necesaria para ganar la guerra, por lo que pidió un «acuerdo histórico» y la formación de un Gobierno de unidad, según extractos de la entrevista que el diario libanés «Al-Ajbar» publicará completa hoy.

«Ninguna rebelión puede poner fin a la batalla militar y tampoco las fuerzas de seguridad ni el Ejército», señala Al-Chaara, en el cargo desde 2006 y sobre cuya deserción se especuló en agosto.

El vicepresidente, que es considerado un hombre de consenso, indica que ni la oposición, armada o civil, ni el poder actual pueden considerarse «únicos representantes legítimos del pueblo sirio» e insta a una solución siria, «un acuerdo que ponga fin a todas las formas de violencia y establezca un Gobierno de unidad nacional con amplios poderes».

Rusia habló por primera vez esta semana de la imposibilidad de que la rebelión sea derrotada.

Irán afirmó ayer que su Gobierno no permitirá que tenga éxito «el guión de Occidente para Siria» y que impedirá que sea derrocado el Ejecutivo de Damasco. Por su parte, Hizbulah aseguró que se equivocan quienes creen que los rebeldes derrotarán al régimen de Al-Assad y afirmó que a EEUU e Israel les interesa que el conflicto se prolongue.

El presidente del opositor interno Consejo de Coordinación Nacional (CNN), Haizam Manaa, advirtió de que su organización no va a permitir que los extremistas islámicos que luchan contra Damasco «roben la revolución» e impongan su ideología.

Ayer varias agencias informaron de la muerte de decenas de personas en los bombardeos contra el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en Damasco.