Sudáfrica cuestiona el papel del número dos del ANC, el multimillonario Ramaphosa
GARA | JOHANNESBURGO
Después de la esperada reelección del mandatario sudafricano, Jacob Zuma, como presidente del gobernante Congreso Nacional Africano (ANC), los analistas cuestionaban la elección como vicepresidente y número dos del exsindicalista y multimillonario empresario Cyril Ramaphosa, un hombre fuerte poco habituado a figurar. Por eso, muchos sugieren la existencia de un acuerdo que garantizaría una «salida suave y respetuosa» de Zuma mediante la cesión progresiva de su poder.
Expertos y medios locales aseguran que la elección de Ramaphosa tranquiliza a la clase media y a la empresarial, sin dejar de ser popular entre las bases del ANC, y aportará «credibilidad, estatura intelectual, sentido de liderazgo, seriedad y dignidad» a Zuma.
Pero Ramaphosa es un personaje polémico. Nacido en Soweto en 1952, fundó en 1932 el sindicato de mineros NUMSA. En 1991 dejó el sindicato y se convirtió en secretario general del ANC. A finales de los 90, fracasó en su intento de suceder a Nelson Mandela, lo que le llevó en 2002 a dar el salto al mundo de los negocios. Tras diez años como empresario es uno de los hombres más ricos de Sudáfrica, con acciones en McDonald's, Coca Cola y en la empresa minera Lonmin, que explota Marikana, donde en agosto la Policía masacró a 34 mineros, una actuación que, según publicó el semanal mexicano «Proceso», fue instigada Ramaphosa.