Iñaki Atxukarro | Viceconsejero de planificación territorial y aguas en funciones
Ante la crisis: ¿pensar globalmente y actuar localmente?
En su artículo, Atxukarro se refiere a la crisis «que azota a Euskadi» y a toda Europa, y sus causas, la principal de las cuales sitúa en el sistema económico mundial instaurado a partir de los años 80, dominado por el capitalismo financiero especulativo, es decir, por los mercados. A continuación, ofrece una serie de propuestas para actuar ante ella.
Desde hace bastante tiempo pienso que esa frase que en su día se hizo famosa, piensa globalmente y actúa localmente, es manifiestamente errónea, porque resulta insuficiente.
La principal crisis a la que nos enfrentamos en Euskadi es la crisis económica, pero sin olvidar que esa crisis es también ambiental y social.
El modelo social y económico que posibilitó la construcción de la Euskadi del Bienestar en los años 80/90 del pasado siglo y que hemos disfrutado hasta fechas más o menos recientes está en crisis.
El desempleo, los desahucios, la falta de recursos públicos para mantener el sistema de servicios públicos y prestaciones sociales de que nos dotamos en su día son algunas de las consecuencias de la crisis económica que nos azota y hemos de hacerles frente, pero para ello resulta imprescindible que hagamos un buen diagnóstico de las causas que han conducido a esta situación.
Pues bien, a estas alturas del partido, creo que podemos afirmar que la principal causa de la crisis económica que padecemos se encuentra en el sistema económico global -esto es, mundial- que ha ido construyéndose a partir de los años 80 del siglo pasado; un sistema económico mundial dominado por el capitalismo financiero especulativo, por eso que llaman los mercados.
Un sistema económico mundial, unos mercados que pueden desestabilizar cualquier estado e incluso la Unión Europea en su conjunto. Conviene no olvidar que la crisis económica que azota a Euskadi es una crisis que afecta a toda la Unión Europea en mayor o menor medida.
Así las cosas, resulta evidente que no podremos hacer frente a la crisis económica que nos azota si no conseguimos transformar el sistema económico mundial que la ha provocado.
Y eso no lo va a poder hacer el nuevo Gobierno Vasco, como no lo ha podido hacer el anterior. Eso solo puede abordarse desde la Unión Europea. Eso solo podemos afrontarlo como europeos. Es por tanto imprescindible también que actuemos globalmente.
Tenemos que exigir al Gobierno de la Unión Europea que trabaje en pos de un nuevo orden económico mundial. Un nuevo orden en el que se regulen adecuadamente los mercados financieros, los paraísos fiscales, etc.
Para ello, es imprescindible más Europa y más democracia europea. Tenemos que participar en las elecciones europeas y exigir que el Parlamento Europeo tenga más poder político. Tenemos que avanzar en la construcción de los Estados Unidos de Europa. Los europeos tenemos que ser un actor global.
Ahora bien, no podemos hacernos los ciegos y no querer ver que en el mundo hay también otros actores globales. Otros actores a los que tal vez no les está yendo tan mal con el actual orden económico mundial. Porque les está permitiendo desarrollarse, porque les está permitiendo mejorar las condiciones de vida de muchos millones de personas.
Los europeos no podemos hacernos los ciegos y no querer ver que, aun con la crisis que nos está cayendo encima, seguimos estando entre los privilegiados del planeta. Que todavía hoy es mejor ser un desempleado en Europa que uno de los muchos millones de parias de la tierra que, todavía hoy, haberlos, haylos.
Y ello sin desconocer que muchos ciudadanos europeos lo están pasando francamente mal, y que quienes no lo estamos pasando tan mal tenemos un deber de solidaridad para con ellos.
Tenemos que ser conscientes de todo ello, escuchar los planteamientos de esos otros actores globales, dialogar con ellos y conseguir un acuerdo que nos permita a todos avanzar en la construcción de un mundo más justo.
Y en ese diálogo habrá que hablar también de las otras crisis globales a las que nos enfrentamos: el cambio climático, la finitud de las fuentes de energía no renovables (petróleo, gas) que nos han permitido el desarrollo económico y el bienestar social en Europa, la finitud de otros recursos naturales hoy por hoy imprescindibles.
Y seguramente, tras escuchar y dialogar, llegaremos al convencimiento de que, cuando menos, hemos de reducir nuestro consumo material. Que aceptemos que en ese ámbito hemos de ser más austeros, más solidarios con el resto de ciudadanos del mundo. Y que, en consecuencia, también nosotros tendremos que cambiar nuestro modelo.
Pensar y actuar localmente. ¿Qué hacer en Euskadi ante las crisis? En primer lugar, no dejar a nadie en la estacada, priorizar la solidaridad por encima de todo. Porque la crisis no está afectando igual a todos los vascos.
Y para no dejar a nadie en la estacada es imprescindible garantizar los servicios públicos básicos universales y un sistema integral de protección social.
Y para eso hacen falta recursos públicos que solo pueden obtenerse a través de un sistema fiscal solidario y progresivo.
Y para eso hace falta crear riqueza, y distribuirla adecuadamente por medio del sistema fiscal y de un reparto justo de los beneficios entre el capital y el trabajo.
Y cuando actuamos localmente como vascos para la creación de riqueza, hemos de ser conscientes de lo que pensamos como europeos. Hemos de ser conscientes de que vamos a tener que cambiar nuestro modelo de producción y consumo. Que no podemos pretender hacer lo que hacíamos antes y como lo hacíamos antes. Que tenemos que innovar tecnológica y, sobre todo, socialmente. Que tendremos que ser más austeros en el consumo de recursos materiales. Que nos tendremos que guiar por el principio de suficiencia y no pretender tener de todo en todas partes ni que sea una única parte la que tenga de todo. Hemos de ser conscientes de que lo que somos, una ciudad región de poco más de dos millones de habitantes, y actuar en consecuencia.
Y al servicio de todo ello disponemos de un elevado nivel de autogobierno. Y vamos a poder por fin afrontar esas cuestiones sin la lacra del terrorismo etarra, confrontando libre y democráticamente todas las ideas y propuestas.
Y no me cabe duda de que más tarde o más temprano tendremos que abordar la reforma de la Constitución Española y adecuar nuestro autogobierno a los nuevos tiempos que nos va a tocar vivir.
La Constitución Española, y el Estatuto de Autonomía de Euskadi que aquella y la voluntad de los vascos posibilitó nos han permitido progresar, nos han permitido ser lo que somos. Y en conjunto han dado unos buenos resultados.
Ahora bien, el mundo ha cambiado, estamos construyendo Europa, nos enfrentamos a un futuro incierto. Y no podemos predecir el futuro, pero sí podemos proyectarlo. Sí podemos construir un proyecto para que el mundo del futuro sea más justo, más igualitario, más sostenible y solidario.
Para eso, tenemos que avanzar en la construcción de un proyecto común como vascos, como españoles y como europeos, un proyecto común que nos permita afrontar todos esos retos en las mejores condiciones.
Espero y confío en que los 75 parlamentarios elegidos y el nuevo Gobierno Vasco se pongan a ello desde el minuto uno. Que cada uno explique y defienda su proyecto y que entre todos construyamos un proyecto compartido en lo sustancial. No será tarea fácil, pero tampoco parece imposible, por lo que merece la pena intentarlo.