Benjamín Ávila retrata en «Infancia clandestina» la vida de un hijo de montoneros
M. I. | DONOSTIA
Benjamín Ávila es hijo de madre desaparecida durante la dictadura argentina, así que «Infancia clandestina» es una película que tiene bastante de autobiográfica. El debutante llevaba ya tiempo trabajando en el tema, desde que hiciera hace ocho años el documental «Nietos (identidad y memoria)».
El bebé que cuida el pequeño protagonista se correspondería con el hermano del cineasta, que en la vida real fue uno de los nietos encontrados gracias al trabajo de organizaciones como las madres y abuelas de la Plaza de Mayo.
En Argentina la crítica de «Infancia clandestina» se ha visto desvirtuada por intereses políticos, una vez que haya sido escogida para representar al país en los Óscar, lo que unido a la presencia como productor de Luis Puenzo, que ganó la estatuilla por «La historia oficial», ha provocado que la película reciba acusaciones de kirchnerista. Se trata de algo mucho más personal que todo eso, de un relato imprescindible para comprender lo que supuso la clandestinidad para las familias perseguidas durante aquellos oscuros años.