«Las sesiones» ha devuelto al primer plano de la actualidad cinematográfica al veterano y olvidado realizador de origen polaco Ben Lewin, tras hacerse con el premio del Público en los festivales de Sundance y Donostia. Igualmente recupera a la actriz Helen Hunt, que suena otra vez para los Óscar. Y, sobre todo, presenta una firme candidatura para la estatuilla de Mejor Actor con John Hawkes, que hasta ahora había destacado como secundario, y que no desaprovecha su gran oportunidad estelar.

Se ha comparado su papel con el que Javier Bardem hizo en «Mar adentro», porque tiene que permanecer postrado en cama durante todo el metraje, con la mirada puesta en el techo y expresándose solamente por medio de gestos faciales al tener el cuerpo paralizado.

Para transformarse en el auténtico Mark O'Brien, autor del material autobiográfico en el que se basa la película, el actor ha tenido que cambiar la voz y hablar susurrando como el personaje real. No podía reflejar de otra forma sus obsesiones, puesto que se trata de un ser dependiente de un pulmón de acero o de un respirador portátil a consecuencia de haber sufrido la polio en su infancia.

Debido a su educación católica, se replantea las cuestiones relacionadas con el sexo, dada la necesidad que siente de intimar con una mujer. El dilema se dirime entre las confesiones con el sacerdote encarnado por William H. Macy y la terapeuta o suplente sexual a la que Helen Hunt presta su cuerpo, resolviendo las escenas de desnudo con la misma naturalidad con la que su personaje trata al protagonista en su delicado estado.