Discursos de fin de año
Urkullu y Barcina creen que es tiempo de «apretarse el cinturón»
Los mensajes de fin de año pivotaron de nuevo en torno a las recetas para superar la crisis. En su primer discurso navideño, el lehendakari Iñigo Urkullu anunció «dos años de problemas, esfuerzos, ajustes y desempleo», aderezados por su voluntad de que «Euskadi crezca como nación» en Europa. Yolanda Barcina animó a no «lamentarse», al tiempo que apeló a la iniciativa privada para superar la grave situación.
Agustín GOIKOETXEA |
Si el objetivo de los mensajes navideños de quienes lideran los ejecutivos de Gasteiz e Iruñea era aportar una porción de esperanza a los miles y miles de vascos que soportan los efectos de la grave crisis económica, los discursos de Yolanda Barcina e Iñigo Urkullu, por este orden, no insuflaron nuevos aires, optando por las recetas ya ensayadas que no acaban de dar soluciones y agravan la situación.
En su primer discurso desde Ajuria Enea, Urkullu abogó por superar la crisis desde «el máximo rigor económico», lo que obliga, a su entender, a «apretarse el cinturón» porque se deben afrontar otros «dos años de problemas, esfuerzos, ajustes y desempleo» en la CAV. Se dirigió a agentes económicos y sociales, trabajadores, responsables institucionales y ciudadanía en general para que sean conscientes de que después de «tiempos de bonanza económica», ahora tocan «tiempos de disciplina y de responsabilidad».
Aunque dijo estar convencido de que el ciclo de recesión se superará, el lehendakari dejó claro que todavía restan «dos años de dificultades», en los que los «problemas, esfuerzos, ajustes y desempleo» serán los protagonistas. Ante ese panorama nada halagüeño, Urkullu se comprometió a liderar la reacción institucional.
«Nuestro Gobierno tiene un camino trazado para salir adelante: claridad en el rumbo, tender puentes y avanzar unidos. Este es nuestro propósito y nuestra responsabilidad: acordar y avanzar», recalcó. El lehendakari manifestó que «avanzar es ser sensibles y solidarios con las personas que lo están pasando mal, es garantizar los servicios esenciales; avanzar es poner como prioridad la creación de empleo; es también consolidar la paz y la convivencia».
Si Urkullu aventuró dos años más de padecimientos para los ciudadanos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, Yolanda Barcina habló en su mensaje de que se tardará «varios meses» en «vislumbrar» una salida en Nafarroa, defendiendo los recortes acometidos «para sanear nuestras maltrechas cuentas públicas y retomar cuanto antes la senda del crecimiento».
«De nada sirve lamentarse y lo último que debemos hacer como miembros de una misma comunidad -enfatizó la presidenta navarra- es caer en la resignación». Barcina añadió que ha llegado la hora «de trabajar más, de ser perfeccionistas en nuestras tareas laborales y de emprender», así como de dejar atrás «los miedos» y permitir que «afloren las mejores ideas».
«Un mundo cambiante como el que vivimos es algo a lo que hay que prestar mucha atención», aseveró, al tiempo que abogó por «estar al tanto de las novedades, de las nuevas necesidades que brotan poco a poco y adaptarnos a ellas».
En su discurso, la presidenta resaltó asimismo que en el Gobierno navarro creen «firmemente» que una parte muy importante del bienestar depende de la actividad económica y la responsabilidad social de las empresas. En ese sentido, Yolanda Barcina declaró que Nafarroa necesita empresas «que satisfagan las nuevas necesidades, que ofrezcan servicios más personalizados, que piensen en los potenciales clientes como centro de sus negocios», y por ello animó a los empresarios a «ser valientes» y a los inversores a que «arriesguen» y pongan su dinero en «estas semillas que van a germinar».
Lehendakari sin proyecto
De los dos discursos, fue el de Iñigo Urkullu el que recabó más reacciones; todas críticas, excepto la de su partido. Su portavoz parlamentario en Gasteiz, Joseba Egibar, se mostró optimista. «Podemos salir de esta, en la defensa tanto de derechos colectivos como pueblo y salir de esta en clave de solidaridad y sin que nadie quede arrinconado en la cuneta», manifestó.
La oposición, mientras, acusó al lehendakari de emplear «grandes palabras» pero sin proyectos concretos, al tiempo que advirtió que tras la palabra «ajuste» lo que esconden los jeltzales son «recortes».
La más contundente fue la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, quien declaró que los objetivos del discurso de Urkullu fueron «insuficientes en todos sus puntos», por lo que le instó a «pasar de las palabras a los hechos». Aun compartiendo la situación de «emergencia» que se vive, exigió al PNV un «viraje» en su política económica, donde no falten «medidas valientes y concretas para crear empleo» en la CAV pues «hay que dar herramientas para generar trabajo».
Mintegi reiteró que en caso de que el PNV haga una política social «decidida» en la creación de empleo y con recortes en las infraestructuras «con escaso o nulo interés social», entonces llegarán a acuerdos, «pero en caso contrario va a ser difícil».
Desde las filas del PSE, la integrante de su Comisión Ejecutiva Isabel Celaá instó al lehendakari a que, en los primeros días de 2013, «cuente de una vez» cuál es «su camino» y en qué consistirán los ajustes anunciados, «que suenan a recortes». La parlamentaria advirtió de que «el papel de un gobernante no consiste en expresar deseos, sino en proponer soluciones y adoptar las medidas adecuadas para alcanzarlas». A su juicio, el problema radica en que «el señor Urkullu y el PNV llevan demasiado tiempo instalados en el terreno de los enunciados vagos, sin precisarle a la gente qué es lo que va a hacer y cómo va a hacerlo».
Celaá censuró que los jeltzales no quisieran «descubrir su programa antes de las elecciones», así como que «una vez recuperado el poder» continúen «sin detallar cómo va a hacer frente a los efectos de la crisis y de dónde va a sacar los recursos necesarios para mantener los servicios públicos y estimular el crecimiento». Según precisó, Urkullu anunció «dos años de problemas y ajustes«, pero sin aclarar «en qué van a consistir esos ajustes, que suenan a recortes».
En esa misma línea, la portavoz del PP en la Cámara autonómica, Arantza Quiroga, exigió al lehendakari que concrete su acción de gobierno para la presente legislatura, porque su «indefinición política nos mantiene en una situación de incertidumbre que no es buena para la economía de Euskadi». «La música -apuntó en su valoración- nos suena bien, pero necesitamos saber la letra».
A la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, no le gustó en el discurso del lehendakari el modo en que reivindicó el papel de Euskal Herria en Europa como nación. «La `marca Euskadi' que promueve el PNV es más turística que política», lamentó.
Es la respuesta de la primera fuerza de la oposición en la Cámara de Gasteiz a la propuesta de Iñigo Urkullu de que «Euskadi crezca como nación en Europa». En su mensaje del 31 de diciembre, el inquilino de Ajuria Enea destacó que lo que ahora pretenden los vascos es «crecer, ganar autogobierno, poder adoptar más decisiones, ser reconocidos y tener más presencia en el mundo; es decir, ganar un nuevo horizonte para Euskadi en Europa». En ese emplazamiento, el de Alonsotegi exigió «respeto a nuestro autogobierno. A las políticas educativas, sanitarias o culturales; a las decisiones económicas y políticas que hemos adoptado y queremos adoptar de manera democrática».
Además, manifestó que «estas tres últimas décadas Euskadi ha avanzado y alcanzado altas cotas de desarrollo humano sostenible». «Nuestro autogobierno se ha demostrado eficaz; ha sido clave para alcanzar el nivel de bienestar con que contamos», apostilló Urkullu.
Asimismo, precisó que «avanzar es crecer como nación», pero recordó que, para hacerlo, «es precisó acordar, sumar». «Las personas con las que me encuentro nos piden que seamos capaces de acordar entre diferentes, quieren que nos pongamos de acuerdo ante las dificultades», remarcó el lehendakari.
Frente a esas reflexiones, EH Bildu incidió en que las declaraciones sobre el manido nuevo estatus político por el que aboga el PNV son «totalmente insuficientes». Mintegi subrayó que «se ha demostrado» que el autogobierno «está maniatado» y las decisiones sobre Euskal Herria se toman «en otros lugares», por lo que estimó que la apuesta de Urkullu es «por la debilidad y la insumisión ante un Estado que tiene la sartén por el mango». A.G.