Amenaza de recesión en eeuu
La división republicana dificultaba el acuerdo para evitar el «abismo fiscal»
EEUU confiaba en que la Cámara de Representantes sellara ayer el acuerdo aprobado en el Senado para evitar el golpe de austeridad que supondrá el «abismo fiscal» en el que se adentró, al menos temporalmente, con la llegada de 2013. Barack Obama urgió a la aprobación sin demora del acuerdo, pero la división en las filas republicanas auguraba dificultades.
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La amenaza de una segunda recesión que habían pronosticado los expertos en caso de que EEUU cayera en el «abismo fiscal» si demócratas y republicanos no alcanzaban un pacto que evitara una subida general de impuestos y recortes drásticos del gasto público por unos 600.000 millones de dólares parecía haber surtido efecto con la aprobación «in extremis» en el Senado de un preacuerdo para contrarrestar sus efectos. Pero el preacuerdo, elaborado y aprobado en la Cámara Alta, debía ser ratificado por la Cámara de Representantes y la división en las filas republicanas -y también en las demócratas, que consideran que se ha cedido demasiado-, que controlan ese órgano, auguraba dificultades de cara a su aprobación, que muchos confiaban en que se produjera hoy (madrugada en Euskal Herria).
Tras una negociación a la carrera, en la que el vicepresidente, Joe Biden, jugó un papel crucial, el texto fue aprobado en una inusual sesión del Senado a las 2 de la madrugada de ayer (hora de Euskal Herria). La propuesta prevé un aumento de los impuestos para los más ricos (la tasa de imposición pasará de 35% a 39,6% para los hogares con ingresos superiores a 450.000 dólares anuales -400.000 en caso de ciudadanos individuales-) y garantiza a dos millones de parados que puedan seguir cobrando una prestación durante este año, pero deja interrogantes debido a que posterga dos meses la entrada en vigor de los recortes del gasto público federal por unos 109.000 millones de dólares, sobre todo en Defensa, para dar así más tiempo a los legisladores para elaborar un plan de reducción del gasto.
El mandatario estadounidense, Barack Obama, se felicitó por el pacto base logrado en el Senado y urgió a la Cámara Baja a ratificarlo. Pero se desconocía si durante la sesión que comenzó a mediodía de ayer y se interrumpió después de que varios republicanos rechazaran el proyecto de ley aprobado en el Senado, su presidente, el republicano John Boehner, tenía previsto someter el acuerdo a votación para aceptarlo tal cual o para tratar de enmendarlo.
«Si bien ni los demócratas ni los republicanos obtuvieron todo lo que querían, este acuerdo es lo que hay que hacer por el bien de nuestro país y la Cámara debe aprobarlo sin demora», dijo Obama en un comunicado.
«Hay más trabajo aún por hacer para reducir nuestro déficit, y estoy dispuesto a hacerlo», señaló el presidente al asegurar que los sacrificios para reducir el endeudamiento del país deberían ser «compartidos».
Después de varios meses de agonía por la crisis, semanas de debate sobre una posible solución y días de intensas negociaciones a puerta cerrada, una abrumadora mayoría del Senado, 89 contra ocho, el controvertido preacuerdo, que fue negociado entre el vicepresidente Joe Biden y el jefe de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
En un comunicado difundido ayer, la Casa Blanca alabó las virtudes de una solución «que mantiene el impuesto sobre la renta en un nivel modesto para la clase media» y que significa que «los millonarios y multimillonarios pagarán su parte justa para reducir el déficit». Pero para eso Obama tuvo que ceder y lo que considera una victoria no es sino una componenda sobre recaudaciones que evita lo peor de un ajuste fiscal demasiado brusco pero enoja a los republicanos y no satisface a los demócratas, que defendían mantener las rebajas de impuestos solo para los hogares con ingresos inferiores a 250.000 dólares anuales.
«Recuerden que hace tan solo un mes los republicanos en el Congreso decían que jamás aceptarían aumentar de nuevo los impuestos a los estadounidenses más ricos», indicó el sonriente mandatario durante una rueda de prensa antes de finalizar la negociación en el Senado.
Poco después, presumió ante sus seguidores de que los republicanos han aceptado al menos subir los impuestos a unos pocos, al tiempo que reiteró que no apoyará recortes en las ayudas a los ancianos o a los estudiantes «sin pedirles el mismo sacrificio a los millonarios». Sus palabras molestaron a los republicanos, lo que podría dificultar la aprobación del acuerdo por la Cámara de Representantes.
Descontentos
Fuentes políticas citadas por Efe indicaban que Boehner -que no se había posicionado a favor o en contra del texto- podría contar para la aprobación, con pocas modificaciones, del preacuerdo en la Cámara Baja con un contingente fiel de caso 100 republicanos, que consideran que la propuesta protege del aumento de los impuestos a la mayoría de las familias, aunque no satisfaga la demanda básica del partido contraria a cualquier incremento. El resto de votos debería llegar de 194 demócratas, muchos de los cuales se mostraban descontentos porque la propuesta contempla reducciones de los gastos del Gobierno en programas de asistencia social, educación y salud.
Destacados miembros republicanos en la Cámara de Representantes de EEUU, como su «número dos», Eric Cantor, reaccionaron con duras críticas al preacuerdo del Senado. Cantor, próximo al ultraderechista Tea Party, anunció que «no apoyará» el proyecto, aunque no especificó si votaría en contra.
En cualquier caso, Estados Unidos se adentró ayer, con la llegada del Año Nuevo, al menos técnicamente, en el temido «abismo fiscal» al vencer una serie de importantes exenciones fiscales de la era Bush, mientras el Congreso, cuya inoperancia política ha quedado en evidencia, seguía trabajando contrarreloj en la aprobación de una legislación que neutralizara sus efectos.
Pero esa caída era todavía ayer algo simbólico al ser el 1 de enero una jornada festiva en la que las Bolsas están cerradas y el impacto no se notó. Y aunque las subidas de impuestos empezaban a ser efectivas desde ayer y los recortes del gasto lo serán a partir de hoy, siempre es posible que el Congreso anule sus efectos con carácter retroactivo, si ambas cámaras así lo deciden, por lo que el paso por el «abismo fiscal» solo sería transitorio y los ciudadanos y la economía no notarían sus efectos.
Además, el límite último para el acuerdo será mañana al mediodía, cuando concluya el actual mandato del Legislativo y decenas de miembros de la Cámara de Representantes que perdieron las elecciones en noviembre podían formar ayer un bloque decisivo en caso de que se votara el preacuerdo adoptado sin dificultades por el Senado. En caso de no haber pacto, el proceso comenzaría desde el principio.
No obstante, este enfrentamiento que se encamina a una solución lejos de cerrar un periodo anuncia otro en las próximas semanas para aumentar el techo legal de la deuda, de 16,4 billones de dólares, que oficialmente se alcanzó el lunes. La decisión de postergar las negociaciones sobre el gasto público podría hacer que se acumulen estos dos asuntos y, por lo tanto, la amenaza de un nuevo «abismo fiscal» aún más temible.
Desde la matanza en la escuela de Newtown (Connecticut) que capturó la atención mundial, el 14 de diciembre, más de 330 personas han muerto por arma de fuego en EEUU, donde, según Efe, se acelera la venta de rifles de asalto y cargadores de alto contenido. La masacre de Newtown, similar a otras que esporádicamente ocurren en EEUU y en la que fallecieron siete adultos y 20 niños, avivó el debate sobre el acceso a las armas de fuego, repitió las mismas acusaciones y explicaciones y se suma a una larga lista de tragedias que se discuten y no se evitan. Se calcula que unas 30.000 personas mueren cada año en EEUU en homicidios, accidentes y suicidios con armas de fuego, y 100.000 sufren heridas. GARA
Los médicos que atienden a la todavía secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, que permanece hospitalizada tras descubrírsele un coágulo en su cabeza, confían en que se recupere totalmente. El coágulo se situaría entre el cerebro y el cráneo, en una vena a la altura de la oreja derecha.
La secretaria de Estado fue ingresada el domingo en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, después de que durante una resonancia magnética se le descubriera el coágulo, relacionado con una contusión en la cabeza que sufrió tras un desmayo a mediados de este mes.
En un comunicado dado a conocer por el Departamento de Estado, sus médicos aseguraron que Clinton no sufrió daños neurológicos como consecuencia del coágulo y precisaron que está realizando «excelentes progresos».
La jefa de la diplomacia estadounidense está siendo tratada con anticoagulantes y será dada de alta una vez que se establezca la dosis adecuada, añadieron los médicos en una nota.
La secretaria de Estado no ha aparecido en público desde el pasado 7 de diciembre, cuando a su regreso de un viaje por Europa hubo de guardar reposo a consecuencia de un virus estomacal.
Unos días después, el 15 de diciembre, el Departamento de Estado informó de que había sufrido una contusión en la cabeza como resultado de un desvanecimiento provocado por la deshidratación.
Clinton, de 65 años, ha mantenido un ritmo y una agenda muy activa de viajes al exterior. En lo más alto de su popularidad, la exprimera dama anunció hace tiempo que quería descansar y que no seguirá en el cargo durante el segundo mandato de Barack Obama, que se iniciará el 21 de enero. Obama ya ha designado para reemplazarla a John Kerry, senador y excandidato presidencial. GARA