Cada cuál sabe cómo funciona su negocio y cuál es su tipo de clientela, aunque siempre hay que echar un vistazo a los movimientos que realizan el resto de tiendas. Esto es, la competencia. A partir de ahí, cada comercio debe diseñar y desarrollar su propia estrategia de ventas. Esta es la principal conclusión que extraen los pequeños comerciantes donostiarras con los que GARA ha hablado sobre los hábitos de consumo y el adelanto de las rebajas de invierno permitido tras la aprobación, el 13 de julio del pasado año, del real decreto-ley 20/2012.

En esto, como en todo, hay opiniones dispares, porque al fin y al cabo cada negocio vive su propia realidad y, por lo tanto, la nueva medida no se ajusta por igual a las necesidades de todos.

Lo cierto es que basta un simple paseo por la zona comercial de cualquier capital vasca para comprobar que la gente consumir, consume. Y es que a lo que a ventas se refiere, las navidades son una de las épocas más fuertes de todo el año, y a ello se le suman ahora las rebajas. Bien es cierto que antes de que el citado decreto entrara en vigor, en estas fechas las tiendas ya ofrecían precios más competitivos, pero lo hacían bajo las etiquetas de «promociones» u «oferta especial de Navidad», una especie de traje de camuflaje que disimulaba lo que eran en realidad: rebajas. El problema residía en que la ley no permitía rotular esta palabra antes del 7 de enero.

El cambio ha provocado reacciones, entre ellas las de la asociación de consumidores en acción, FACUA, quien ha criticado el real decreto al considerar que este «ha convertido las rebajas en una parodia de lo que han sido durante más de quince años». Advierte, además, de que esta «perversión» va a permitir que se den casi todas «las irregularidades con las que muchos comercios abusaban de los consumidores», y dificultará que las comunidades autónomas hagan las inspecciones correspondientes.

Cada cual con su estrategia

Lo dicho, a partir de hora recae sobre cada negocio la decisión de ofrecer o no antes de Reyes estos descuentos. Y es aquí donde surge uno de los mayores conflictos: la competencia de precios y la imposibilidad de los pequeños comercios de luchar contra las grandes cadenas como H&M, Cortefiel o Blanco. Precisamente, Inditex, grupo al que pertenece Zara, entre otras muchas tiendas, ha seguido con la política mantenida hasta ahora y no pondrá las rebajas hasta el lunes día 7, según han confirmado a GARA. Desde el grupo que lidera Amancio Ortega han asegurado a este diario que en años anteriores ha habido comunidades en las que la normativa sí les permitía adelantarlas, y que, sin embargo, siempre se han inclinado «por respetar la fecha tradicional».

Los más perjudicados son, en realidad, los pequeños negocios, porque cuentan con unos márgenes de precio mucho menores. No obstante, hay quien se ha visto «obligada» a poner rebajas desde ya, en cierta medida arrastrada por las que ha puesto la competencia. Es el caso de Larraitz Olano, que regenta la zapatería LOK en una de las esquinas de la plaza de la Constitución donostiarra. Es la primera vez que se adelanta y ya ofrece descuentos del 20% y el 30%. Lo ha hecho porque otros negocios del sector se han adelantado, aunque admite que «lo ideal sería esperar al día 7».

En más de nueve años de andadura, Olano sostiene que esta ha sido la peor campaña navideña, y eso que la clientela llevaba tiempo preguntando sobre la fecha de las rebajas. Parte de ella ha optado por esperar.

Casualmente, otra zapatería de la Parte Vieja, Sui Generis, se ha visto en la misma tesitura y ofrece los mismos descuentos que Olano. Desde aquí se quejan de que las grandes tiendas comienzan los descuentos después de Santo Tomás. «La temporada de invierno al final se reduce mucho, porque la gente comienza a comprar tarde, le cuesta arrancar. Por otro lado, noviembre es un mes parado, y en diciembre están ya las rebajas. La situación general nos empuja a hacer esto», explican, añadiendo que por ofrecer descuentos anticipados no se vende mucho más.

La situación que dibuja Ainara Alegria, desde la tienda de ropa Emenbi, es bien distinta. Con una tienda en lo viejo y otra en el barrio de Gros, se han decantado, como en años anteriores, por no ofrecer rebajas hasta el lunes. «Cuando calculamos los márgenes, ajustamos los precios lo máximo; preferimos ofrecer precios razonables durante todo el año porque, al fin y al cabo, lo que interesa es que la clientela venga de manera continuada», dice Alegria. Ella entiende que cada cual tiene su propia estrategia, pero cree que el «gancho» no deberían ser estas ofertas, sino los buenos precios que se mantienen a lo largo del año.

Las rebajas, a su juicio, deben ser una temporada de precios especiales aplicados en aquellas prendas que «no salen» y que ayudan al comerciante a que se quede con el menor género posible en el almacén.

A la vuelta de la esquina, en la calle Fermín Calbetón, la tienda textil Coco tampoco tiene precios más bajos. Precisamente, este año ha sido la primera vez que no le ha tomado la delantera a los Reyes Magos con los descuentos. «Creo que, en cierta medida, con las rebajas anticipadas nos hacemos daño a nosotros mismos porque estas son unas fechas en las que se vende y, sin embargo, muchas tiendas llevan un mes con las rebajas porque son tiendas que cargan mucho los precios», dice Oscar Beriain. Comenta que estas mismas tiendas llevan a cabo promociones durante todo el año y «al cliente al final ya se le ha acostumbrado a ello». Sostiene que todas las promociones previas deberían estar reguladas.

Al igual que Sui Generis, asegura haber comprobado que «reduciendo los precios un 20% o un 30% no se vende mucho más», al tiempo que defiende a la clienta fiel y a aquella que se ha encaprichado con algo porque «se lo lleva igualmente».