Los alcaldes de Concordia y Mazatlán propusieron entregar armas a los pobladores de la zona serrana del estado de Sinaloa, previo adiestramiento del Ejército mexicano, para defender sus comunidades de grupos ligados al narcotráfico, informó el diario «La Jornada».

Alejandro Higuera Osuna (PAN), primer edil de Mazatlán, defendió que pobladores de comunidades rurales de la sierra porten armas para protege sus comunidades, porque «daría más tranquilidad y confianza a la gente».

Su homólogo de Concordia, Eligio Medina Ríos (PRI), coincidió en que se debe armar a los habitantes de las comunidades rurales de la serranía para que se defiendan.

Argumentó que no es posible tener un soldado o policía en cada hogar, pero sí un arma para que sus pobladores eviten masacres como las perpetradas en la región alteña de Sinaloa.

En este sentido, propuso crear «una especie de brigadas de defensa rural», con adiestramiento militar y respaldo de los gobiernos federal, estatal y municipal.

El 24 de diciembre un comando aparentemente ligado al narcotráfico mató a nueve personas en El Platanar de los Ontiveros, en Concordia.

En varios poblados de la zona hay muchas familias desplazadas a causa de la violencia. Doce de los 18 municipios de la entidad tienen comunidades fantasmas, cuyos habitantes han huido debido al hostigamiento y ataques de grupos armados.

Del 24 al 31 de diciembre hubo en Sinaloa tres ataques, con saldo de 19 muertos.

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa y otros organismos ciudadanos aseguran que en este estado hay entre 25.000 y 30.000 desplazados por la violencia.

Mientras algunos alcaldes de los estados más golpeados por la guerra del narcotráfico apuestan por armar a sus ciudadanos, en otros municipios se promovió, la última semana de 2012, el desarme voluntario, una iniciativa que todavía sigue en marcha.

En Iztapalapa, en Ciudad de México, se cambiaron armas por bicicletas, dinero o tablets. Hasta el 31 de diciembre se entregaron 842 objetos, incluidos dos lanzagranadas, más de cincuenta granadas, armas cortas y largas, pistolas de diábolo y réplicas de armas. Las mayor parte de las armas entregadas, 473, fueron armas cortas. También los niños participaron con la entrega de sus juguetes bélicos, que cambiaron por muñecos, juegos de mesa y balones.